Escenarios mediáticos

Guardo con curiosidad una constitución venezolana que me regalaron diputados de la Asamblea Nacional de aquel país en un encuentro iberoamericano. A pesar de mi reincidencia en su carácter dictatorial, mantuvimos un grado de amistad durante aquellos días con momentos muy agradables. Era consciente, ahora más, del riesgo de que América Latina camine hacia la debilidad y cierta desintegración. Les recuerdo La hija del Kremlin, novela de G. H. Guarch: «Cuando los hombres actúan con total impunidad, la ética desaparece. La lógica de las dictaduras es el terror y lo emplearon [y emplean] a fondo. Molotov le contó a alguien que en las sesiones del Politburó más de uno se orinó en los pantalones. Habría que hacer una tesis doctoral sobre el miedo y los esfínteres de los políticos. Creo que debió de ser él, el propio Molotov, «culo de hierro», que lo tendría oxidado por sus propios orines».

En este contexto Brasil y Venezuela son dos casos difíciles, no únicos, ambos en el escenario mediático, que obligan a la reflexión sobre la presencia militar en los manejos del Estado. Urge un control civil y democrático de las fuerzas armadas. Una intervención militar foránea, como se ha apuntado desde algunas instancias, complicaría tanto las cosas, que las consecuencias serían imprevisibles pero calamitosas. Algunos han de desoír la permanente voz de su amo.

La trivialidad no ha de tener aquí cabida. No se puede funcionar con un único código ideológico. Viene esto a cuento de un eurodiputado español, experto en naderías y humos descafeinados, que focaliza exclusivamente el asunto basándose en razones partidistas. Parece que Venezuela y Cataluña –aquí por otras razones— no tienen otra dimensión. Puro hartazgo. El susodicho viajó en dos ocasiones al país americano, se hizo protagonista y mártir, buscó cámara y soltó por esa boquita. Seguramente estamos todos de acuerdo en el fondo —el rechazo a cualquier dictadura—, no en las formas y su teatralización. ¿Sabía de políticos de aquí que viajan a países como este y aceptan la vida muelle con que les agasajan algunos dictadores? Los gestos han de concordar con las conductas.

Desgraciadamente la geografía de las dictaduras es muy amplia. Demasiado. Espero que, fuera del ámbito de las elecciones, intente hacerse víctima de otras y las denuncie con la misma energía. La misma situación y peores, algunas cercanas. A ver si tiene güevos. Los líderes, los adalides siempre han de quedar fuera de la anécdota.