Diario de León
Publicado por
Luis-Ángel Alonso Saravia, licenciado en psicología
León

Creado:

Actualizado:

‘De oca a oca y tiro porque me toca’. «Lo del Comité de la Verdad dirigido por un mentiroso profesional representa la consagración de la desvergüenza… Nunca desde la Transición hubo tantos motivos para denunciar la Gran Estafa que vivimos, pero tampoco nunca hubo tan pocas posibilidades para poder decirlo sin que te tapen la boca» (G. Morán).

Lo grave es que hay quienes vienen prestándose desde hace tiempo, como adelantados al desGobierno de la mentira, en menoscabar la libertad de opinión. La sociedad civil debería despertar del profundo letargo en el que se encuentra sumida y mostrarse mucho más crítica ante las extralimitaciones y arbitrariedades del sanchismo gobernante.

El Ministerio de la Verdad —así llamado por articulistas y tertulianos— no surge de repente, sin avisar, y que para algunos es el gran descubrimiento de última hora, a raíz de la publicación en el BOE del jueves 5 de noviembre de la orden del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, por la que se establece el ‘Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional’, «artefacto tras el que se oculta algo tan simple y elemental como un intento por controlar y maniatar la libertad de expresión y de información» (J.A. Vara).

No estamos ante un novedoso marco normativo que aparece de forma inesperada —la crisis sanitaria provocada por el coronavirus lo estaba retrasando— e imprevista —la tropa de mercenarios monclovitas no puede seguir esperando durante más tiempo para regular lo que han de ser las verdades y mentiras oficiales—. Nos encontramos ante otro plan, dentro del proyecto involucionista y totalitario, del radical, sectario y autócrata doctor Sánchez.

El origen se encuentra en el Real Decreto 136/2020, de 27 de enero, por el que se reestructura la Presidencia del Gobierno. Se trata de «un texto político-jurídico con mayor profundidad de lo que parecía… Perfecta y sibilinamente camuflado tras un texto administrativo se escondía una auténtica bomba de relojería…, un trabajo digno de un orfebre veneciano y sin cambiar una coma en la Constitución, el macrocefálico gabinete de Moncloa se ha constituido en el nuevo Consejo de Ministros, situándose por encima del propio consejo en potestades y capacidad de coordinación y dejando a los ministros con menos atribuciones que un jefe de negociado de las clases pasivas…, su jefe es el que ejerce de facto de primer ministro» (C. Calderón).

«En Moncloa manda Redondo… Su jefe le deja hacer y los ministros (del PSOE) saben que antes de nada tienen que pasar el filtro del jefe del Gabinete, que es el que decide», según una fuente incrustada en el corazón de Moncloa y contado por Graciano Palomo.

Relacionar tan elevado número de departamentos y unidades dependientes todas ellas del Comité de Dirección de la Presidencia del Gobierno excedería con mucho este espacio.

No obstante, para que el lector tenga idea de lo que se esconde entre las paredes monclovitas, en lo que respecta al control de la información para desinformación de los ciudadanos, el batallón de mercenarios dispone, entre otros, de los siguientes órganos: un departamento de seguridad nacional, una oficina nacional de prospectiva y estrategia de país a largo plazo, un departamento de análisis y estudios, un departamento de información internacional, un departamento de información nacional, un departamento de información autonómica, un departamento digital, una unidad de logística informativa, una unidad de publicidad institucional, la dependencia de la Secretaría de Estado de Comunicación de las oficinas de comunicación de las misiones diplomáticas de España, así como los órganos administrativos, gabinetes y vocales de los mismos que tengan encomendada la relación con los medios de comunicación social en los departamentos ministeriales, la Administración periférica y, en su caso, los organismos públicos dependientes de la Administración General del Estado. A todos ellos se unen la TeleCIS —escandalosa manipulación la suya— y los medios amigos al servicio de la causa. Un completo Ministerio de la Mentira dirigido, coordinado e impulsado por Iván Redondo.

Esto huele a intervencionismo y a totalitarismo. El tufo es tan desagradable que hasta la Comisión Europea ha llamado la atención al desGobierno del déspota Pedro ‘el trolas’. ¿Volvemos a los tiempos de la censura franquista, de los comisarios políticos y de los chivatos a sueldo?

Recientemente se ha conocido una orden, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, por la que el Ministerio del Interior, con motivo de las últimas elecciones generales del 10-N, «activó un plan que contemplaba la vigilancia de ‘redes sociales y sistemas de información’ para combatir campañas que pudieran ‘contribuir a cambiar el sentido del voto’… El plan, desarrollado por la Secretaría de Estado de Seguridad, daba la orden de informar a Moncloa», allí donde la tropa mercenaria ya había puesto en marcha lo que en realidad puede llamarse Ministerio de la Mentira. Una mega estructura dedicada a fabricar relatos, diseñar campañas publicitarias, lanzar eslóganes, distribuir mensajes, dictar consignas, esconder imágenes, silenciar críticas, limitar el debate, estigmatizar al adversario, negar los hechos y, perversamente, dominar nuestras mentes. «En definitiva, se nos quiere convertir en un pueblo acojonado, sin capacidad de decisión, ni de opinión y lo que es peor, sin principios y sin privacidad… Anulado el pensamiento, la mente fácilmente puede ser programada por un agente externo» (V. Benedito Francés).

Anteayer censura franquista, hoy censura sanchista; y es que no hay nada más parecido al franquismo que el sanchismo. Tal para cual, Pedro plagia al General.

tracking