Diario de León
Publicado por
J. F. Pérez Chencho
León

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ESTAMOS en vísperas de la huelga general. A partir de esta noche y hasta que el reloj autorice un nuevo día, hay huelga general en España. Una huelga que es hija del absolutismo, de la arrogancia, de tenerlos más puestos que nadie. Lo confieso de antemano: no me gusta esta huelga, pero al final no me han dejado otra fuga/saga que adherirme a ella. Tampoco trabajaré mañana. Soy un forajido social para los que vuelcan sus ardores en la negritud de la convocatoria. Vayamos por partes. Quizá el cuerpo social no ha sabido -yo supongo que no le han dejado: salvo excepciones todos los altavoces vociferan lo que manda el Gobierno-: no ha sabido, digo, desgraciar el «decretazo» del Gobierno. Y ya está en vigor y convalidado por el Parlamento, aunque lo haya hecho en la más estremecedora soledad política. Por primera vez en muchos años, ni uno solo de sus vasallos ha acudido para socorrerlos. Estaba en juego el «decretazo». Los sindicatos han pedido su retirada. Un imposible. Parece que sus secretarios generales son nuevos o cándidos. El Gobierno ha aguantado el tipo sin descomponer la figura. No ha movido ni un solo músculo al saber que los sindicatos han ejercido el derecho democrático y constitucional de ir a la huelga general para contrarrestar lo que entienden como una agresión y para obligar a Aznar, no al abisinio de su ministro de Trabajo, a retirar el decretazo. Las fuerzas sociales exigen la revocación del decretazo. No sé si pudo sedarse la norma sin entrar en juego la arrogancia de Aznar. Es el presidente y encarna el ordeno y mando. Sin embargo, sus envites han ayudado al éxito sindical de mañana. Veamos los órdagos de Aznar: «Quieren ganar en la calle -refiriéndose a los socialistas- lo que les han negado en las urnas»; «este partido lo vamos a ganar, no me conformo con el empate»; «quieren jorobar a España». ¿Y qué más, vive Dios?. Los sindicatos consideran el decretazo como una agresión. Y mañana le darán la oportuna respuesta. En toda reforma laboral el gran pagano es siempre el trabajador. Infalible. En la que avala el PP, también. Lo que sucede es que el Gobierno tomó mal el pulso social. Creía que eran más ciertas las conclusiones del CIS que la realidad del día a día. Y no, no; lo que han configurado es que de ninguna manera se admiten recortes sociales, ni eliminar otros derechos, como los salarios de tramitación, auténtica antesala del despido libre. El decretazo ha sido un error de incalculables consecuencias. ¿Por qué se ha impuesto en plena presidencia española de la UE?. Si realmente el Gobierno le ha echado un pulso a los sindicatos, ha perdido el tiempo. Aznar ya ha recogido el guante ofreciendo su mano tendida para dialogar al día después. Estamos en la víspera de la huelga general y, al día siguiente, Sevilla albergará a los jefes de Estado y de Gobierno de Europa. Parece que la cumbre no existe. Corifeos del poder dirán que no amamos a España. Vaya tela.

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