Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

UBO un tiempo, no muy lejano, en el que los autobuses que se cogían en Moncloa eran auténticas latas de sardinas repletas de estudiantes camino de la Complutense. Muchas cosas han cambiado para que ahora, del concepto de «masificación» se haya pasado al de escasez de clientela. Lo cierto es que la universidad, en su conjunto, y la de León también, están en una encrucijada de gran trascendencia como ha puesto recientemente de manifiesto el propio rector de la institución leonesa, Ángel Penas. Varios son los factores que confluyen y que permiten radiografiar un estado de situación muy complejo que se resume en titulares inquietantes: «La Universidad de León no puede cubrir una de cada tres nuevas plazas que oferta». El primero, y más determinante de esos factores, es el efecto del descenso de la natalidad que tan demoledoras consecuencias está teniendo en la provincia y en la comunidad autónoma y del que no puede escapar la universidad. Junto al factor demográfico -que desde luego no se va a modificar de la noche a la mañana por muchos incentivos que preparen las autoridades autonómicas-, otro aspecto tiene igualmente una notable influencia para explicar el parón en el crecimiento de una institución que se ha visto incapaz de superar el listón de los 15.000 alumnos. Se trata de la puesta en marcha del distrito abierto. En el caso de León, la balanza parece estar claramente desequilibrada en el sentido de que son más los alumnos leoneses que han optado por buscar nuevos aires en otros campus que los alumnos de otras comunidades que han puesto los ojos en León para desarrollar sus estudios. Si a eso se le une la tendencia cada vez más evidente de optar por estudios de formación profesional y la creciente oferta de las universidades privadas, que han aparecido como hongos, llegamos a cerrar el cuadro. Pero la evidencia de estos factores no puede ni debe encubrir otra reflexión muy importante. ¿Por qué una facultades son más atractivas para los alumnos que otras? ¿Por qué, por poner un ejemplo, Biológicas y Ambientales no tienen graves problemas de alumnado y en Derecho se detecta una «huída»? ¿No será que en unos centros hay docentes más guerreros, más creativos y con más entusiasmo profesional que en otros? Donde hay profesores sensamente exigentes y dinámicos habrá también alumnos comprometidos. Donde la rutina presida los comportamientos, los resultados serán muy diferentes y, al final, los estudiantes, desnortados, acabarán cogiendo otros rumbos. La apuesta, en esta encrucijada, no puede ser otra más que la calidad y la honestidad profesional. Otra cosa es cómo se traducen estas buenas palabras en la práctica.

tracking