Depresiones

Javier Monjas TODOS parecen tener una exquisita sensibilidad, al parecer incompatible con levantarse e ir a trabajar. El guardia civil de Mallorca que pidió vivir con su novio, de baja por depresión psíquica. El que le siguió en Málaga, también de baja. Éste último ¡cinco años! lleva ya de partes por los traumas psicológicos que le provoca tener un novio. A mí lo que me sorprende es la increíble fragilidad psicológica de señores que debían tener la fortaleza física y psíquica que se supone derivada de llevar un arma en la cintura, de permiso para utilizarla y de facultad legal para disponer de las libertades de los demás. A estos delicados guardias civiles habría que recordarles que sacar adelante una familia quizás sea tan duro o más que tener un novio. O que meterse en el infierno de pagar un piso ataca bastante más la estabilidad psicológica que pedir un piso de gorra para ellos y sus novios en edificios que les pagan los que no pueden permitirse tantas depresiones pagadas. La gente lucha y se busca la vida día a día. Si se deprimen por la presión psicológica de tener un novio, yo no sé qué harían en el cuarto reich vasco. Un guardia civil, como un policía, o como un juez, o como un periodista, debería estar templado en buen acero y no deprimirse tan fácilmente. Sobre todo cuando los primeros están pidiendo -y consiguiendo- derechos que a los demás les cuesta matarse a trabajar sin posibilidad de que venga un tipo, firme un decreto y solucione el caso. Lo preocupante es tanto delicado entre gente que está pagada para ser fuerte.