Diario de León

Ideología en los partidos políticos

Publicado por
Isidoro Álvarez Sacristán, De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
León

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Nuestra Constitución, en su artículo 6, al referirse a los partidos políticos se dice que expresan la manifestación de la voluntad popular, que no es otra cosa que el pluralismo de las ideologías. Y a un partido político se le distingue por su ideología, cuya definición nos la da el Diccionario del Español Jurídico: «Conjunto de ideas sobre la realidad social, política, cultural, económica, religiosa, etc. que pretenden la conservación del sistema, su transformación o restauración».

De tal manera que cada partido se manifiesta de acuerdo con ideas que persiguen extender o tratar de su «formación». De tal suerte que para conocer el lugar que un partido político si sitúa en el entramado ideológico se ha de partir de los fines u objetivos que figuran en sus Estatutos; (aunque a veces la realidad práctica no se comparecen con lo estatuido).

No obstante lo primero que se requiere de un partido político es que su ideología y su actuación sean acordes con el sagrado principio jurídico de la Constitución, norma Suprema y guía de toda actuación teórica y práctica de las ideas. Y como decía Ganivet: «sea lícito profesar y propagar y defender toda clase de ideas, pero intelectualmente, no al modo de los salvajes» (Idearium, 303).

Es común que a las ideologías se las denomine de izquierdas o derechas, a veces con un lenguaje tabernario como «fachas», o antidemócratas. (Por cierto sean de derecha o izquierda todos dicen que son demócratas). Ya Bobbio en 1994 clasificaba a las doctrinas o movimientos políticos en cuatro partes: a) extrema izquierda, totalitarios; b) centro-izquierda, socialdemócratas; c) centro–derecha, libertarios e igualitarismo conservador; d) extrema derecha, antiliberales y antiigualitarios, ( Derecha e Izquierda , 131). Para conocer su situación en esta clasificación —aparte de actividades o manifestaciones orales de sus dirigentes— hemos de acudir a lo escrito en sus estatutos.

Comenzando por la izquierda y si nos fijamos en el partido socialista (PSOE) en su declaración del año 1934 aceptaba el «marxismo enriquecido», abandonado por Felipe González en el año 1979 en el que proclamaba como aspiración: «La posesión del poder político por la clase trabajadora» y «transformación de la propiedad privada en colectiva, social o común». Confirmado tácitamente en el 40 Congreso al decir que sus objetivos son la «Declaración de Principios». No obstante sus dirigentes siempre han defendido las Constitución.

Lo contrario que sus aliados comunistas o nacionalistas. Así, Unidas Podemos, es una coalición electoral de Podemos, Izquierda Unida y Equo. Podemos se ha declarado de ideas comunistas y propone aplicar la Declaración Universal de Derechos Humanos —¿toda?—; IU se considera federal y republicana; Equo, «superadora del capitalismo».

Dentro de este apartado se sitúan los partidos nacionalistas y separatistas. Así, Ezquerra Republicana de Cataluña tiene como objetivos «la independencia de los Paisos Catalans y del Aran» y «toma como ámbito de actuación «Catalunya y el Aran, la Catalunya del Nord, la franja del Ponent, el País Valencià y las Illes Balears y Pitiüses; como se puede apreciar es expansionista y aconstitucional. EH Bildu se define como «una fuerza de izquierdas por la soberanía nacional vasca, cuya finalidad es la consecución de una Euskal Herria Independiente» y «una relación confederal con el Estado Español»; como se colige está claramente en contra de la Constitución española.

El Partido Popular define su ideología como «una formación política de centro reformista al servicio de los intereses generales de España» y «el universal respecto a los Derechos humanos», sobre la libertad, la democracia y el Estado de Derecho. (Bueno, hay que decir, de pasada, que el único partido de Centro fue la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez que reformó la ideología hacia la democracia).

En cuanto al partido Vox, declara sus fines en el artículo 3 de sus Estatutos —casi al pie de la letra— los principios de la Constitución Española: «La libertad individual, el Estado de Derecho, la independencia de la Justicia, el sistema democrático», «unidad de la Nación española», «defensa de la propiedad privada» o «fortalecer la posición internacional de España, especialmente en Europa e Hispanoamérica». Como puede apreciarse son fines que se han entresacado del texto de la Constitución, de manera que es imposible encuadrar a este partido en el apartado d) al que se refería Bobbio o como ultraderechista.

Todos los partidos se proclaman como democráticos, pero parece imposible que un partido de izquierda —digamos al estilo marxista— que por su naturaleza es totalitario, sea democrático.

Por otra parte, en estas ideologías la libertad —esencia de la democracia— está restringida y suplantada por el Estado; la propiedad privada —derecho inalienable de la persona— está reglada por el Estado o la colectividad. De tal forma que, los partidos totalitarios, por sus propios objetivos o fines se autoexcluyen, digamos teleológicamente, de la democracia y de la seguridad jurídica que la sustenta.

No obstante, en estas situaciones se proclaman fines que son sus propias mentiras, achacando a los otros partidos —a los que llaman enemigos y no adversarios— ideologías nunca contrastadas y manipulando sus actuaciones con ayuda de los medios de comunicación afines.

Y nos hemos de preguntar con Pérez Galdós: «¿Pero España es así y ha de ser siempre así? ¿Es en ella mentira la verdad, farsa la justicia, y únicos resortes el favor y el cohecho» ( Vergara . 1007). Esperemos que las ideologías se templen y se asienten en la verdadera democracia.

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