Diario de León
Publicado por
Marco Morala, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Ponferrada
Ponferrada

Creado:

Actualizado:

La opinión pública ponferradina lleva una temporada entretenida en una de esas noticias que salta incluso las fronteras nacionales, ya que parece ser que un oso recorre nuestras calles más céntricas. Desde aquel primer avistamiento, nadie ve al oso y no hay constancia acreditada en los medios de comunicación de que, de verdad, el oso pase de las zonas más agrestes del municipio a las más urbanizadas. Y no será porque no le hayan puesto calles de asfalto en parques y espacios naturales de la ciudad, porque el equipo de gobierno prefiere asfaltar los caminos del parque del Temple para que pasee el oso y no los accesos a los pueblos para que pasen los ponferradinos.

Creo que no han encontrado aún al oso porque nadie lo busca donde verdaderamente está, que es en el parklet del castillo, a la espera de supervisar el encendido de las luces de los bajos del puente, que era la inversión más demandada y ansiada en los barrios y pueblos de Ponferrada. Y ciertamente resulta extraño que entre la multitud que diariamente los visita, nadie lo haya visto sentado en el parklet desencajándose las cervicales para un selfie o contemplado absorto la emocionante y majestuosa iluminación de la parte inferior del puente.

En la misma medida las personas de Ponferrada ven asomarse difusamente al alcalde a los medios para comprometer una enormidad de mejoras, progresos y obras que son como el oso: se habla de ellas, se presentan imágenes borrosas y luego, nada de nada. Por no hablar de las subvenciones multimillonarias que no terminan de llegar porque van para la siguiente convocatoria y de aquellas, las más, que los suyos le niegan constantemente. Es una especialidad del alcalde, como la de vivir en el realismo mágico, en una realidad paralela en la que lo importante son las redes sociales y no el trabajo cotidiano en el ayuntamiento. No hay que hacer, hay que conseguir colar en las redes que se hace. Y basta, que lo demás es extenuante. El trabajo de Olegario huye sin dejar rastro apreciable como el oso cuando le enfocan.

El compromiso de Olegario es un mito intangible, como el oso, del que se habla, pero que nadie ha llegado a tocar. Los resultados de Olegario son como las huellas del oso, que hay que reinterpretarlo por las trazas del trabajo de los demás y ni aun así se está seguro. El programa de Olegario se está pareciendo demasiado al síndrome del oso, que recurrentemente se dice que reaparece para que no se le olvide en los medios, pero que cada vez se antoja más una quimera. Lo único que le falta al oso es tener una multitud de redes y escapar de viaje cada vez que la cosa se pone fea y empiezan a dudar de él. Nuestro oso no se ha inmutado ante la pérdida de empleo, ni ante la subida de la luz que te deja helado, ni ante una inflación que se lleva buen parte de los ingresos y de los ahorros de los ponferradinos. El oso no se ha inquietado cuando nos han quitado los trenes, porque como el alcalde, él no los usa; ni cuando se ha paralizado la autovía a Orense, porque él viaja en otra dirección; ni cuando la ciudad se ha ensuciado hasta cotas jamás vistas, porque al oso, como al alcalde y a algunos concejales, le gusta la renaturalización y que crezca la maleza en mitad de la ciudad y la selva llegue hasta las primeras casas de nuestros pueblos. Nuestro oso es oso retozón que emula a un alcalde perezoso y apático cuando Ponferrada atraviesa el peor escenario de su historia. Cuando los concejales del equipo de gobierno son los peor preparados, los menos dispuestos y los más abúlicos, justo en el peor momento, ¿qué puede salir mal?. ¿Saldrá mal la pérdida de las térmicas, el abandono de sectores económicos históricos para Ponferrada?, ¿saldrá mal la pérdida de movilidad por tren hacia Madrid, Galicia o Europa?, ¿saldrá mal la mejora de la limpieza?. De momento no puede salir peor. Por lo menos el oso no tiene que sufrir, como las gentes ponferradinas, una presión fiscal asfixiante, que ahoga cualquier posibilidad de recuperación, y no le conculcan sus derechos constitucionales como ha hecho este alcalde autoritario con la oposición.

Eso sí, el oso da tanto miedo que casi setecientas personas abandonan aterrorizadas Ponferrada cada año por el miedo a encontrárselo de camino al colegio, al supermercado, al trabajo o al bar. Porque no tenemos dudas de que se van por esto y no por la falta de oportunidades, por la ausencia de futuro con que las políticas de Olegario, los suyos y su gobierno nacional castigan a Ponferrada.

Urge devolver la iniciativa pública a este Ayuntamiento, empezando por priorizar las inversiones en las cuestiones verdaderamente encaminadas a recuperar pulso económico, empleo y actividad para pequeñas empresas y autónomos. Urge poner a Ponferrada otra vez en el mapa de los enlaces y los destinos ferroviarios, de las nuevas obras de infraestructura para tener unos trenes que lleguen y nos acerquen a los negocios y los estudios. Urge poner dos millones en la Tebaida y no hablar sólo de poner dos millones sin que sea una realidad cuando acaba el mandato. Urge tener una Ponferrada más limpia, también en los barrios y en los pueblos, que esos no los han querido ni mirar. Urge bajar los tributos municipales ajustando el ingreso y seleccionando el gasto público hacia objetivos menos ostentosos y más eficaces. Urgen todos esos cambios, pero no los puede hacer quien ha generado los problemas actuales por desidia e incapacidad, no los puede acometer quien está atrapado entre el abandono y su deseo de poner kilómetros por medio entre los problemas y unos viajes en los que poder construir un relato falso de que todo va bien. Y desde luego no los puede acometer quien calla vergonzosamente ante cada nuevo desprecio a Ponferrada, como el de estos presupuestos estatales del gobierno socialista de Sánchez que nos quita lo que merecemos y necesitamos para dárselo a Cataluña para que los independentistas le sigan apoyando un último año en Moncloa. El silencio cómplice de Olegario ha sido lo único que ha superado su apatía para afrontar problemas reales.

Urge un cambio profundo porque después de las próximas elecciones partiremos de una situación crítica, con menos población, menos empleo, menos tejido empresarial, menos autónomos, menos movilidad, pérdida irreparable de oportunidades y otras ciudades disfrutando de las ayudas que a Ponferrada se le han negado. Urge un cambio que solo de la mano del PP podrá hacerse realidad en nuestra ciudad.

tracking