Diario de León

Promesas vacías, palabras incumplidas

Publicado por
Rafa Sánchez
León

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Mi padre, persona humilde, emigrante y trabajador incansable desde los doce años, siempre me decía que un apretón de manos era como un contrato firmado ante un notario. Con ello me trasladó siempre la necesidad de cumplir con los compromisos que adquieres y sobre todo que cuando das tu palabra empeñas tu dignidad. Sus palabras siempre eran «Cumple lo que prometas y paga lo que debes». Cuestiones que deberían ser un dogma de fe para cualquiera que desee ser un servidor de la ciudadanía.

Los ciudadanos se han acostumbrado a que la palabra de un político dura lo que dura un proceso electoral, que la nueva política es igual que la vieja y que en el ADN de nuestros representantes está incrustada la promesa vacía. Soy consciente de que son premisas muy interiorizadas en cada uno de nuestros vecinos, que la larga lista de promesas durante muchos años y por muchas personas en San Andrés del Rabanedo hacen que la gente haya caído en el hastío, la desgana y el cansancio hacia todo lo relacionado con el municipio.

Cuando decimos una cosa y hacemos otra, perdemos la credibilidad, cuestión que está llevando al desenganche de la ciudadanía hacia la clase política en general y en la de San Andrés del Rabanedo en particular. Los vecinos tienen la sensación de que pagan impuestos como si viviesen en una capital europea y reciben unos servicios que para nada están a la altura.

No confundir tener palabra con facilidad de palabra

La actual alcaldesa prometía en su programa electoral de 2019, realizado según ella misma a partir de propuestas y demandas trasladadas por los vecinos del municipio, un Plan Cuatrienal para la renovación del mobiliario urbano, la creación de espacios de descanso o la mejora de los acerados en todo el municipio: palabra incumplida. Prometía una mejora de los servicios públicos con un refuerzo de los medios materiales y humanos para la limpieza viaria: palabra incumplida. Prometía el mantenimiento de parques, jardines y zonas verde: palabra incumplida. Y así hasta una larga lista de promesas, todas incumplidas, que cualquier vecino del municipio puede constatar con tan solo darse una vuelta por el municipio.

Pero no solo ha incumplido su palabra con la gente del pueblo en estos más de tres años ya en el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo; trabajadores del consistorio nos han trasladado que la palabra con la que se rige este municipio ha durado el tiempo que tardaba en ir desde el despacho a su mesa del puesto de trabajo. Les ha dicho tantas veces «sí, sí» a lo largo de su mandato, que entre ellos se han creado diferentes estados de ánimo: esperanza entre 2019 y 2020, perplejidad y desconfianza en 2021 y cabreo e indiferencia en 2022.

No hay que confundir tener palabra con tener facilidad de palabra. La facilidad de palabra no se la voy a negar a Camino Cabañas, persona locuaz con grandes capacidades para transformar el debate en monólogo, pero eso no tiene nada que ver con tener palabra para cumplir lo que se promete.

Nosotros no creemos en las palabras vacías, no confiamos en aquellos que todo lo van a arreglar pero que el día después de las elecciones ni se acuerdan de nuestros nombres. Nosotros somos una alternativa a la alternancia de mentiras. Nosotros lo único que prometemos a los vecinos es trabajar por el municipio, dar el callo por ellos y ganarnos su confianza día a día, no solo durante una campaña electoral.

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