Diario de León

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No conviene ser agorero pero tampoco tonto. Sería el cuento de nunca acabar cualquiera de las dos opciones.

Me he despertado hace unos días con la portada de Diario de León que ha sido como una puñalada de la que te das cuenta nada más leerla. Y, ya digo, no quiero ser agorero y mucho menos tonto.

Veía la ciudadanía de León, con muchos motivos positivos, que se tenía una enorme oportunidad de colocar a su ciudad, en niveles de protagonismo interesantes. Nacional e internacionalmente. Pero una cosa es soñar y otra muy distinta, hacer realidad los sueños.

Quería nuestra ciudad ser la sede de la Agencia Espacial que estaba por decidirse por el Gobierno de la Nación, o sea, por Pedro Sánchez. Y lo quería porque estaba preparada para ello. Tenía ilusión y aportaba talento para llevar a cabo éxito en su pretendida nominación. Tenía también la ilusionante noticia de tener a dos leoneses, él y ella, seleccionados como futuros astronautas en futuras misiones de la Nasa. Tenía todo eso, y sin embrago la elección ansiada, ha recaído en Sevilla.Enhorabuena al pueblo sevillano, como no, pero déjenme que saque a relucir algo que me ronda hace tiempo la cabeza y que me parece adecuado hacerlo en estos momentos.

¿Qué pasa con León que, cuando de optar a algo interesante para su población, siempre o casi siempre se cruza algo que desbarata esa opción? ¿De quién es la culpa o, mejor, quién o qué puede ser responsable de esas decisiones que dejan a los leoneses con cara de no creerse el resultado de la noticia.

Dicen los expertos que no traer a León la Agencia Espacial, supone un coste de 6.000 empleos y el impacto económico de 360 Me. Oiga, eso es una barbaridad y, por tanto una pena que se escapa de las manos cuando había, también lo dicen los expertos, unas expectativas muy positivas.

Y sigue remordiendo la pregunta; ¿dónde falla León en estas situaciones de conseguir algo positivo para la ciudad? ¿Tenemos la gente adecuada, suelen ser políticos, para gestionar esas situaciones que se escapan de León una vez si y otra también?

¿Qué le ocurre a un niño/a cuando está a punto de recibir un dulce que le encanta y ve al final que el receptor de ese dulce es otro niño/a? La verdad, no sienta bien, y el niño/a desconfía de quién le ha engañado. Algo parecido puede ocurrir con nuestra ciudad. Naturalmente, cuando se busca el responsable de algo que ha salido mal, la gente se esconde como ratas. Otra cosa es cuando se consigue algo bueno. Entonces surgen mil padres de la criatura.

Quien se tiene que poner colorado por el fracaso de esta gestión que se ponga, pero hay que encauzar, como dios manda, el talento, que hay mucho, de esta ciudad para que cuando haya que demostrarlo lo hagamos con garantías. Pasarán las semanas y los meses y nos olvidaremos de esto, pero no es justo. El león de León debe despertar y poner más orden en lo que se hace.

Naturalmente, los políticos y gente involucrada en esta decisión, en lo malo de esta decisión de la Agencia Espacial, juraran que ellos lo han hecho impecable, pero todos sabemos que no es así. Es mentira. Es como cuando juran o prometen defender la Constitución, hoy que es su día, el de la Constitución. También es mentira.

En una sociedad donde los lobby tienen cada vez más importancia, como se demuestra continuamente, hay que llamar a las cosas por su nombre y decir que la gestión para traer la Agencia Espacial a León ha sido un fracaso. Y punto.

No valen paños calientes. Cansan y no llevan a ningún lado.

No merece la sociedad leonesa, el ciudadano leonés, que las oportunidades de hacer más «grande» a su ciudad, se escapen siempre por el mismo agujero; el de la falta de empatía para convencer que las cosa de León merecen la pena porque están bien hechas. Son buenas para la nación.

Algo deberían hacer las fuerzas que detectan el poder en nuestra ciudad para cortar de raíz lo que está ocurriendo. El que vale, vale y el que no, a estudiar a Salamanca. Con el talento que tiene la ciudad de León no se tenía que haber perdido la oportunidad de tener aquí, la Agencia Espacial.

Nunca más, por favor.

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