Diario de León

Día de la Mujer Trabajadora -8 de marzo-

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Hoy se habla generalmente del Día Internacional de La Mujer el 8 de marzo, pero originariamente este día tenía una impronta marcadamente laboral, como autentico Día de la Mujer Trabajadora. Existe una larga historia de lucha de las mujeres por condiciones dignas de trabajo femenino que suele pasar desapercibida:

—8 marzo 1908: bajo la consigna de «Pan y Rosas», 15.000 mujeres marchan por las calles de Nueva York.

—25 marzo 1911: En la fábrica textil Cotton, en Nueva York, reivindican la reducción del tiempo laboral a 54 horas semanales y seguridad contra incendios. La fábrica cierra las puertas, se incendia y mueren 123 mujeres jóvenes —la mayoría inmigrantes— y 23 hombres. El humo del incendio era de color violeta, que se convirtió en el color del movimiento feminista. En 1909 logran el derecho a sindicalizarse.

—8 marzo 1917. Huelga de mujeres en Petrogrado (Rusia) pidiendo pan y paz. Prolegómeno de la Revolución bolchevique. En 1922, el Estado Soviético declara el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

—En 1975, Naciones Unidas reconoce el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.

Estrofas del poema musicalizado de James Oppenheim: «Mientras vamos marchando, marchando, gran cantidad de mujeres muertas/ van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan;/ sus espíritus fatigados no conocieron el pequeño arte y el amor y la belleza/ -¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!» .

«A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores./ El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad./ Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán: diez que trabajan para que uno repose/ ¡Queremos compartir las glorias de la vida —pan y rosas, pan y rosas!».

«Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte;/ los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos/ —¡pan y rosas, pan y rosas!».

La «organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones (Papa Francisco, Fratelli tutti , n. 23).

En cuanto a violencia de género, en torno a medio centenar mujeres son asesinadas cada año en España por sus parejas y exparejas. A nivel mundial, la ONU señaló en el año 2020 que el 17,8% de las mujeres experimentan violencia por parte de sus parejas. A eso hay que añadir las agresiones sexuales, la prostitución y la trata promovidas por las mafias y las violaciones en lugares de guerra. Una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia física.

Seguimos manteniendo el sistema ancestral de violencia y dominación patriarcal y machista sobre la mujer, inferior y sometida. En algunos países (Irán, Afganistán…) esta dominación violenta y excluyente es llevada a niveles extremos, pero el patriarcalismo dominador se da de alguna manera en todos los países.

La mujer se ha ido incorporando al trabajo asalariado, pero prevalentemente en tareas consideradas femeninas: limpieza, servicio doméstico, guarderías, cuidado de ancianos… Continúa vigente mayoritariamente la división sexual del trabajo remunerado en el ámbito laboral social y el trabajo no remunerado en el ámbito familiar, a cargo este casi exclusivamente de la mujer. Ello condiciona negativamente el ejercicio laboral y profesional de la mujer. Ello hace que la brecha salarial en 2022 suponga un 18.7% menos de ingresos salariales en las mujeres respecto a los hombres.

En 2022 España ratificó al fin el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que reconoce a las empleadas de hogar el derecho al desempleo y la no permisividad del despido libre. Es una conquista histórica, que resuelve una anomalía vergonzante y discriminatoria. Pero continúan sin regularse aspectos importantes, como las condiciones laborales en régimen interno, la duración y condiciones de la jornada laboral… En España hay unas 600.000 trabajadoras en el hogar, gran parte de ellas extranjeras, de las cuales unas 200.000 no han recibido la regularización. ¿Por qué se mantiene esta situación con trabajadoras inmigrantes que realizan un servicio importante a la sociedad, que en muchos casos no están dispuestas a realizar trabajadoras españolas? Ello supone la exposición impotente a cualquier clase de abusos salariales, de condiciones laborales y de relación entre personas.

Un aspecto determinante es la capacitación laboral de trabajadores y trabajadoras. Se viene indicando repetidamente que hay bastantes tipos de trabajo (desde las nuevas tecnologías a sanitarios, constructores, por ej.) con carencia o escasez de trabajadores. Se requiere una planificación urgente por parte de las Administraciones del Estado para resolver esta necesidad de formación profesional.

Y, terminando, cito un fragmento del Manifiesto de Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) referente al lugar y función que están llamadas a desarrollar las mujeres en la Iglesia: «Las mujeres que somos Iglesia batallamos desde hace años por el reconocimiento sobre el rol que desempeñamos, la igualdad y dignidad de las mujeres en los ambientes eclesiásticos y batallaremos. ‘Hasta que la igualdad se haga costumbre en la Iglesia’ ( Revuelta de Mujeres en la Iglesia ). Con especial motivo este año, en el que está teniendo lugar la fase continental del Sínodo, y donde las diócesis españolas han destacado el papel de la mujer en la Iglesia, su participación plena y en condiciones de igualdad como una de las principales prioridades».

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