Les quitan el agua de los huertos
El cambio de modelo de progreso en la economía del mundo está llevando a una decadencia sin remedio al Viejo Reino. Primero nos quitaron las minas de carbón que regaban de prosperidad a un montón de municipios de la provincia, por su impacto negativo en el medio ambiente. Luego nos quitaron el agua.
La del pantano de Riaño, para regar los secarrales de quienes nos birlan casi todo desde los despachos de Pucela; la de los pueblos de la montaña para hacer esa obra de faraones que llaman el Ave. Y ahora amenazan con quitarle el agua con que riegan sus vergeles a cientos de horticultores con la excusa de implantar el sistema de regadío que suprime los cauces de superficie en favor de los conducciones por tubería bajo tierra.
El proceso, que afecta principalmente a la Ribera del Orbigo Medio pero es susceptible de afectar a todas las Comunidades de Regantes que aprueben la modernización, se inició el 17 de diciembre de 2017 con la aprobación en Asamblea General Ordinaria de la modernización de la Comunidad de Regantes de la Presa de la Tierra. Esta presa suministra el agua a todos los riegos de las localidades de la l Ribera del Orbigo medio: Benavides, Gualtares, San Feliz, Moral, Villares y Hospital; el 80 por ciento a Villarejo y el 10 por ciento a Veguellina.
En 2022 se produjo una turbia maniobra de una exigua minoría de propietarios adscritos a esta Comunidad pero dueños de la mayor parte de las fincas por ser agricultores activos. En una Asamblea Ordinaria de la referida Comunidad de Regantes, doce propietarios, valiéndose de los derechos de voto que le otorgan sus propiedades, uno por hectárea, aprueban por mayoría la resolución de negar el servicio de agua a huertos, presas y molinos.
A esta actuación tan torticera le responden un grupo de propietarios con la creación de la Asociación para la Conservación del riego de huertos y patrimonio hídrico cuyo objetivo es defender las prácticas tradicionales de riego de huertos y proteger los cauces y presas que pasan por los pueblos de la ribera del órbigo desde tiempo inmemoriales. El 19 de diciembre de 2022, en asamblea general extraordinaria, se reforman las ordenanzas de la Comunidad de Regantes para dejar fuera de la zona de riegos los huertos, por el mismo procedimiento que en la asamblea anterior. Y contra esta actuación se incoa un recurso de alzada ante al Comunidad Hidrográfica del Duero, por parte de la Asociación que aún permanece sin resolver.
En febrero de 2023 se inician las obras de reforma de riego con la estación de bombeo de Moral de Orbigo y la colocación de las tuberías de riego. La amenaza que todavía no ha llegado a concretarse hasta que no termine el proceso de reforma ya iniciado ha levantado en armas a docenas de propietarios de huertos en la Ribera del Órbigo quienes a través de la asociación referida han escrito un manifiesto donde resumen todo el argumentario que justifica su negativa a aceptar la pérdida del agua en sus huertos.
En él defienden que la modernización de riegos de fincas es compatible con el riego de huertos y del paso de agua por los canales que cruzan los pueblos. A su vez, argumentan que el agua es vital para mantener en uso los molinos y preservar el patrimonio arquitectónico y la ingeniería hidráulica. Recuerdan que la Presa de la Tierra no es solo un sistema de presas, acequias y regueros que riegan la comarca del Órbigo medio sino que forma parte del patrimonio cultural de la misma conformando un sistema rico en biodiversidad y en riqueza medioambiental. Afirman que la negativa del agua para regar los huertos situados en el casco urbano supondría un grave prejuicio para los residentes de los pueblos afectados al impedirles el disfrute de aspectos tan importantes como los beneficios para la economía de las familias que se autoabastecen de los productos de sus huertas, el trabajo en especial de los mayores, en el cuidado de los hueros que aportan un fuerte dosis de salud tanto física como mental, la socialización de la población es más efectiva en tanto que los productos del huerto se intercambian entre la vecindad y la conservación e intercambio de semillas autóctonas. Y por último recordar que las huertas ubicadas en torno a la vivienda aportan un fuerte valor añadido a las mismas siendo un claro aliciente para que nuevos pobladores se animen a vivir en los pueblos.