Diario de León
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Comenzaré diciendo que el señor Óscar Puente, exalcalde de Valladolid no es santo de mi devoción, y lo digo así de claro desde el principio y no para aprovechar su «tirón» en la escala del PSOE a nivel nacional. Antes de auparle, había sido degradado a nivel autonómico por el propio PSOE. ¡No me gusta!, ni siquiera en sus conceptos básicos del socialismo. Me explico y remito para ello a los lectores al 22 de enero de 2019 fecha en la que escribí una Tribuna muy crítica contra Óscar Puente: «Hay que tener bemoles para decirnos que somos el culo del mundo». En aquella ocasión fue criticado por mí por declarar: «las industrias y comercios deben instalarse en Valladolid y periferia, porque es donde más ocasiones tendrán para triunfar». Era evidente que las demás provincias de la CCAA no existíamos para él. Insolidaridad pura y dura, no sé si ahora pensará lo mismo… Por otra parte, Óscar Puente, cuando fue alcalde de Valladolid, también dijo: «Si vienes a Valladolid diciendo que eres de León, no pasa nada, al revés no es así». A Puente le aconsejé por entonces que leyera la Historia de España y sobre todo la del Reino de León, así entendería el porqué de esta afirmación suya que no es real pero que aunque lo fuera, tendría sentido.

No voy yo a hacer leña del árbol caído por unos asuntos del señor Puente de la más emocionante actualidad, y no lo voy a hacer porque para eso tenemos al PP como siempre, atento a lo noticiable (generalmente asuntos del PSOE) y utilizando el barro sin intentar al menos informarse de la procedencia y naturaleza de la noticia. Óscar Puente, al que le asisten dotes de orador de reconocido prestigio, expone el mismo ardor si no más como experimentado defensor de sus intereses partidarios que los que utiliza contra sus opositores. Pone en evidencia al adversario sin llegar a ridiculizarlo (en mi opinión), quizás por esto es por lo que su partido le destinó a suplir al presidente Sánchez en el debate ante ni más ni menos que el señor Feijóo. Quien, por cierto, reconozco no estuvo mal en la defensa de «su investidura».

De Óscar Puente ya conocía yo las «ganas» con las que defiende sus ideas y también el «modo» en que las defiende (alguien le ha bautizado como el «rottweiler» de Sánchez y es seguro que quien esto dice, lo conoce). En el Congreso de los Diputados expuso las razones por las que el PP no debía ser investido y las expuso con la gran carga de subjetividad que le es característica. Sorprendió hasta a los propios socialistas y por las imágenes que vimos en la TVE hasta al propio Gobierno, incluido Sánchez. A mí también me gustó, que no es igual que decir que me gusta.

Después vino lo del «energúmeno» del AVE, que le increpó cortándole el paso con la «inocente» pregunta sobre Puigdemont (según periódicos de reconocido prestigio le dijo: vete a chup… a Puigdemont) e incluso a decirle a la cara que era un chulo. Casualidades de la vida este ciudadano ha estado en el lugar adecuado y en el momento adecuado al menos en 15 ocasiones, 15 veces en las que la policía tuvo motivos para su detención.

El personaje que agredió verbalmente a Óscar Puente para más inri es «psicólogo de profesión. ¡Como estará el colectivo! supongo que será una excepción. No puede haber más energúmenos en un colectivo tan selecto. Fíjense, una de las veces fue sorprendido por la Inspección de la Seguridad Social por estar trabajando y a la vez de baja por enfermedad. La verdad es que «no parece para nada un ciudadano ejemplar». Puente que también es «oportunista» aprovechó la última detención del sujeto en cuestión para dedicarle un comentario: Se preguntó si habría ido a ese domicilio donde fue detenido para «preguntar por Puigdemont». Pues bien, Lucas Burgueño, esa persona «de la que hablamos» ha sido detenido en Valladolid por allanamiento de morada, coacciones, daños y amenazas. Los hechos se produjeron durante la noche del martes día 10. Burgueño, que se presenta como psicólogo y entrenador, fue trasladado a dependencias policiales y puesto en libertad con cargos de los que tendrá que responder. El varón, según apuntan las informaciones policiales, llegó a la casa de su pareja y comenzó a recriminar a la compañera de piso de ésta que se estaba entrometiendo en su relación. Además, le arrebató su teléfono móvil y lo introdujo en el microondas. Después fue detenido.

Miguel Tellado el diputado popular, tiene que estar muy orgulloso de su chaval que fue «detenido por coacciones a una mujer y allanamiento de morada». Este Tellado es el hombre que evitó condenar a Lucas Burgueño y tacho a Puente de practicar «el matonismo». Pasó a convertir al agresor en agredido, es mala la treta. A la defensa de Burgueño también se sumaron Bendodo, González Pons, Cuca, Hernando… normal. Y es que: «Cuando se da alas a personajes como Burgueño para agitar la calle e incitar el odio, sucede que te confirmas como lo peor de la política y acabas haciendo el ridículo que es lo que ha hecho el PP. El PP debía haber tomado ya medidas contra él. Está pendiente de 15 condenas. Señores del PP, pónganle en su sitio aunque no sea muy «popular», aunque solo sea por contar con un amplio historial de enfrentamientos con policías y de comportamiento hostil con sus exparejas.

Pero volvamos al controvertido Óscar Puente, encargado por Sánchez de oponerse en el Congreso al «candidato». Fue recibido con sorpresa en el atril de oradores con ruidos aceptables unos e inaceptables otros, procedentes de la bancada de la derecha. Aparte de por lo inesperado, la bancada del PP tachó de «cobarde» a Sánchez. No se dio por aludido.

Lo cierto es que Puente que no es muy atractivo como opositor, es duro, agresor verbal, tuitero intenso y muy activo, difícil de batir… y tal vez con alguna cuenta pendiente con Feijóo lo que le hizo bajar un poco al barro. Sus cara a cara son agresivos y para imagen la que le soltó a Feijóo y que le dejo tocado para sus respuestas. Le espeto: De «ganador a ganador» (ambos ganaron las elecciones y ambos perdieron lo que buscaban). Óscar Puente ganador de las elecciones, quedó fuera por la coalición PP/Vox.

Muchos alcaldes del PP que perdieron las elecciones, la obtuvieron sumando a Vox. Y le preguntó además con ironía: «Así que estamos en las mismas condiciones y ¿usted quiere ser investido?». Poco después también le dijo: «Quiere usted crear el delito de deslealtad constitucional y tal vez el primer imputado sería usted»… Verdades que no conviene pasar de largo aunque se pueden expresar de «otro modo».

Sin lugar a dudas el debate «descolocó» a Feijóo y sobre todo a su bancada. No obstante el líder popular no perdió la opción de intentar «derogar el sanchismo» obviando a Puente. No tuvo respuesta de Sánchez que enfureció más al mismo Feijóo y a su bancada. Su obsesión, la de Feijóo por la Moncloa es delirante, ve pasar sus opciones y a veces sus propias mentiras le desmontan. Mentiras como: las cifras de ocupación, la pobreza, El SMI (salario mínimo interprofesional) el paro juvenil, la inflación… Todos han mejorado, alcanzando la mejoría que todos desearíamos que fuera. La situación social, económica, laboral están dentro de un panorama europeo y mundial que no permiten superar ciertos límites. Los datos nos sitúan al frente de los datos de la UE. Sus mentiras señor Feijóo ¡son muchas!

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