La Catedral: el milagro luminoso
Desde el inicio de la catedral en el S. XIII, con el obispo Manrique, impulsado por Alfonso X el Sabio, se fueron cubriendo los huecos y muros con grandes vidrieras

La Catedral de León; la Pulchra leonina es, es sin duda, una escuela de teología y mucho más: la creación genial del arte gótico, conocida también como «el sueño de la luz», como un milagro luminoso. Los leoneses de la época se acercaban a su pórtico, que era para ellos su periódico, dónde podían ver representadas las narraciones de los libros sagrados, que debían conducir sus vidas. Era su farmacia, donde podían solicitar la cura rápida de sus enfermedades, era el banco, allí se pedía el aumento de las cosechas. En suma, era el centro solemne de sus vidas. Se ha dicho de ella que es: «más cristal que piedra, más luz que cristal y más fe que luz». Así lo ha confirmado el Canal 13 de televisión, en la reciente transmisión de la misa dominical, que hemos seguido muchos leoneses alejados temporalmente de la ciudad y algunos de nuestros pueblos. Una magnífica realización televisiva que nos ha emocionado y nos ha recordado otras visitas que hemos realizado a nuestra Catedral. En mi caso recuerdo dos momentos históricos y únicos. El primero en la época del bachillerato y la más reciente con motivo de la restauración y conservación de los vitrales policromados ya en el siglo XXI. (2006-2009).
En el transcurso de la primera visita guiada por una profesora de historia, a un niño de pueblo, lo que más le impresionó, a primera vista, dejándole atónito, fueron las tres Portadas de Occidente, pero sobre todo la central que es denominada la del juicio final donde aparece, en el parteluz, la Virgen Blanca con su sonrisa tierna, curiosamente justo debajo del temible Juicio Final. Vayamos por partes, la primera Portada está dedicada a San Juan Bautista y en el tímpano se puede observar el ciclo de la natividad, infancia de Jesús, y a los Reyes Magos ante Herodes, la Epifanía, la huida Egipto y la cruel matanza de los inocentes. En las arquivoltas (insistía la profesora) el árbol de Jesé y la historia de San Pablo y un ciclo de la vida de San Juan Bautista, David, Salomón y una alegoría de la justicia… —«Pero fijaros ahora (añadía), entre los pilares encontramos el llamado Locus Apellationis, que era el lugar donde se administraba algunas formas de justicia», que me impresionó vivamente; posteriormente he conocido la investigación de Maria Ángela Franco (Escultura Gótica en León) que ha estudiado, en profundidad lo que representa la Catedral para nuestra ciudad desde el punto de vista jurídico y artístico. La segunda Portada, es la dedicada al Juicio Final, que es la central, dónde está la virgen blanca, en el parteluz. La historiadora paramesa Ángela Franco nos explica su contenido: Una lección teológica, que se plasma en la iconografía, así el Tímpano está presidido por Cristo-Juez, rodeado de Ángeles que portan los instrumentos de la pasión, acompañados de San Juan y la Virgen María. En las arquivoltas
: el cortejo de Ángeles músicos y la resurrección de los muertos, santos mártires, confesores, castigos infernales. En las jambas de izquierda a derecha, San Juan Evangelista, Santiago el Mayor, San Pedro, San Pablo, Santo Tomás, San Judas Tadeo, San Mateo. En resumen, 42 grandes estatuas que embellecen este pórtico central atribuidas al maestro Copín, que nos presenta una lección de Teología. La tercera portada
, está dedicada a San Francisco. En el tímpano el Triunfo de la Virgen y la Dormición. En las arquivoltas: las vírgenes necias y las prudentes, con su cortejo de ángeles serafines y querubines. En las jambas de izquierda a derecha: el profeta Zacarías, San Juan, el Evangelista, la Reina de Saba, el anciano Simeón, Sibila Eritrea y El Salvador. Si pasamos a la zona del Pórtico de la Revelación, tenemos, a su vez, otras tres portadas y una de ellas está dedicada a San Froilán, el patrón de León. Con estas impresiones de mi primera visita, debo confesar que he tenido el impulso de pintar nuestra Catedral, objetivo que se ha cumplido la semana pasada. La celebración de la misa retransmitida por la televisión, me ha traído también, a la memoria, el recuerdo de mi segunda visita a la catedral para admirar la restauración de las bellísimas vidrieras (2006-2009) y me ha servido para el objetivo de hacer un óleo que me permita tener siempre presente nuestra catedral que, es sin duda, la mas perfecta del Gótico de nuestro país. En esta visita pude detenerme a contemplar las finas esculturas de los siglos XIII y XIV y sentir el milagro luminoso de unas vidrieras impresionantes. Sensación estética insuperable, dando al templo una luz y un color únicos. Me trae a la memoria el antiguo abad de San Isidoro, don Antonio Vinayo, que decía que las vidrieras policromadas abarcan mil ochocientos metros cuadrados y se componen de setecientas treinta y siete vidrieras policromadas, ciento veinticinco ventanales, treinta y siete óculos o rosas y tres rosetones gigantes. Desde el inicio de la catedral en el S. XIII, con el obispo Manrique, impulsado por Alfonso X, el Sabio, se fueron cubriendo los huecos y los muros con grandes paneles de vidrieras policromadas. Los primeros maestros en desarrollar esta obra fueron: el maese Enrique, y le sucedió el español Johan Pérez. Con los creadores de los siglos siguientes se fueron completando y embelleciendo para dar cuerpo a este «milagro luminoso» que nos conduce al» sueño de la luz», y nos permite sentir a Dios en la quietud de la oración. Insistimos que en León hay un universo de arte y civilización que merece ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad, como hemos señalado en comentarios anteriores. De todas formas, falta por restaurar una parte de las vidrieras, como señaló Verónica Viñas (Diario de León 23/1/23). En concreto, afirma que no se ha culminado tal obra.