Diario de León
León

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Nada hay que se preste más a la demagogia que cierto pacifismo, sobre todo en las encuestas de opinión. Si usted pregunta a la gente si desea una guerra, la respuesta mayoritaria será un no rotundo. Pero ¿es la pregunta correcta? Porque quizá, preguntado de otra forma la respuesta sería otra muy distinta. La información que se aporte en la pregunta es lo que da rigor a la contestación. A priori, la paz es lo deseable, el reto común. No obstante, la Historia más reciente nos ofrece enseñanzas sobre el arte del matiz en todo lo referente a la paz. La izquierda consideró durante nuestra guerra civil que la llamada política extranjera de no intervención fue una actitud hipócrita y una traición. Durante la II Guerra Mundial, la utilización de las fuerzas internacionales fue un recurso legítimo en la defensa contra el imperialismo nazi. Españoles liberaron París con la División Leclerc. La paz es el lenguaje ideal de los pueblos, salvo cuando alguien rompe las reglas y pone en peligro el sistema. Lo que anhelamos saber es si Sadam ha roto esas reglas. Si a Hitler se le hubiesen parado antes los pies se habrían evitado la muerte de millones de personas. ¿Es Sadam un nuevo Hitler al que debemos destruir antes de que nos destruya él? Insistamos en ello, la información veraz previa es la clave indispensable para emitir con rigor cualquier respuesta sobre esta posible guerra. Ni pseudo pacifismos del 68, de los que miraban para otro lado cuando la Unión Soviética invadió Budapest, ni rambadas que nada tienen que ver con nuestras convicciones. Y saber con claridad cuál es realmente la pregunta.

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