Recorrido por la autopista León-Astorga San Valentín, patrón de los enamorados

He recorrido la autopista entre León y Astorga en dos ocasiones. La primera fue el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. El Faro había gastado a sus lectores una broma muy ocurrente: anunciaba que definitivamente se había quitado el peaje. Como tenía que viajar en ese sentido, aproveché para seguir el juego a la inocentada y conocer la autopista por dentro. Supongo que muchos leoneses la recorrerán al menos una vez por curiosidad y lo más fácil es que no repitan porque no tiene más atractivo. En sus pocos kilómetros, hay que perder tiempo en las vueltas y revueltas que tiene en la entrada y en la salida, y luego hay que parar en el peaje; en definitiva no hay ahorro de tiempo que compense. Como decía, seguí el juego a la broma y en el peaje me mostré sorprendido ante la chica que me cerraba el paso. Me dijo que de momento no la habían dicho que dejara de cobrar el peaje. Lo pagué, pero antes rellené la hoja de reclamaciones. La segunda vez fue en la manifestación del pasado día 26 de enero. Salí de Astorga en dirección a la autopista a las 12,15 h. y llegué al peaje a las 14,38 h. Es que éramos muchos coches participando en la protesta y el atasco llegó a ser monumental; pero el civismo fue ejemplar; incluso se utilizó solamente un carril para no interrumpir el paso a la media docena de coches que circularon ajenos a la manifestación. Cuando llegué a las cabinas pagué el impuesto pero volví a pedir la hoja de reclamaciones y escribí lo siguiente: «Aunque somos iguales ante la Constitución y miembros de la misma comunidad autónoma, a los castellanos que suelen viajar entre Tordesillas y Valladolid, o entre Valladolid y Palencia, este servicio se les ofrece gratuitamente, mientras que a los leoneses que solemos circular entre Astorga y León se nos exige un peaje. Esto me parece un agravio y una injusticia intolerables». Lo cierto es que no necesitamos una autopista que no nos ahorra tiempo y nos acarrea un gasto desproporcionado. Quizá la utilicen viajeros de «largo recorrido». Pero para nosotros es como si no estuviera. Por tanto me pregunto si no sería mejor olvidarla y seguir reivindicando que la N-120 sea sacada de las poblaciones y desdoblada; el volumen de tráfico que soporta lo exige. Enrique Soto (correo electrónico). Como en años anteriores, los seres amantes del afecto que atrae el ánimo hacia todo los que les place, suelen comentar en el día 14 de febrero, lo referente a la graciosa pasión que aporta una persona hacia otra, a través de la blandura, de la suavidad, sin necesidad de esmeros trabajosos, de relaciones apasionadas, de adoración, de apego, de doloso cariño que pueda dar lugar a lo de amor, con amor se paga, amor platónico, amor propio, de mil amores.. El sacerdote italiano San Valentín, sufrió martirio precisamente por defender el amor en constante sacrificio, en la Roma impositiva. Amor que defendió y propagó sin apelar a la aventura, a ningún concepto que no fuera el amor, la amistad, el gusto de mejorar la propia consideración entre los que deseaban una actuación relacionada con el deseo de alcanzar el futuro acoplado a mil amores... Y si ser feliz en amor es haber sobrepasado la inquietud de la felicidad, lógico es abogar en este 14 de febrero del año 2003, para que San Valentín sea querido y apreciado por todas las personas que están necesitadas de amor, de la ayuda de un Santo que tiene -históricamente- una especial virtud, como dice su onomástica de ser amoroso, afectuoso, cariñoso, entrañable y tierno. Motivos por los que fue sacrificado. San Valentín, a pesar de su sufrimiento, fue valiente, arrojado y meritorio, como deben de ser los que aspiren a alcanzar el amor, a colaborar en el deseo de que el amor, el cariño, la solidaridad, se manifiesten en este febrero lleno de tristezas, de penas, de angustias, como las que nos producen los tiros en la nuca, los viles asesinatos que el terrorismo realiza actualmente, sin tener en cuenta ¡para nada! la virtud, el salmo de amor propuesto por san Valentín. Rafael Pérez Fontano (León).