Diario de León

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ORA era de que empezase a escucharse la voz de Europa en todo esto. Una sola voz de Europa. El próximo día 17, jueves santo, el Consejo Europeo celebra su ¿cumbre? en Atenas. Con la guerra virtualmente concluida. Y, una vez más, de la ¿cumbre? de la UE saldrán buenas palabras, palabras de compromiso que no podrán hacer olvidar que Francia y Alemania, con Bélgica, se desmarcaron de los demás no tanto en lo referente a la política de seguidismo a Bush cuanto en el modelo y método a seguir para llegar a la ¿nueva? Europa. La Europa de los veinticinco, esa pesadilla que forma parte del nuevo orden mundial que se delinea sin que nadie, que se sepa, excepto quizá el presidente Bush y sus asesores, acabe de aprobar del todo el dibujo que se adivina. Resulta curioso que se rubrique formalmente el primer paso decisivo hacia la Europa agrandada cuando en Oriente Medio está ocurriendo lo que está ocurriendo. Un mal cálculo de Alemania llevó a Schröder, y antes a Kohl, diga éste ahora lo que diga, a planificar y fomentar el ¿alargamiento? de Europa y luego el distanciamiento respecto de los Estados Unidos. Porque Berlín pensaba que todas las ex repúblicas comunistas, Chequia, Eslovaquia, Polonia, Hungría, el sinfín de países que resultó de la fragmentación de Yugoslavia, quizá incluso Bulgaria, las repúblicas bálticas, iban a ser casi su patio trasero. Y resulta que no, que se van a convertir en ¿amigos principales? de la Casa Blanca. Con lo que Washington tendrá mucho más peso en Europa del que ya anteriormente tenía. Los cálculos de Francia, que siempre quiso ser motor europeo aliada con quien fuese, han sido diferentes, pero todo indica que las cosas no han ido bien ni para Berlín ni para París. Ni, ya que estamos, aunque nos vayamos fuera de la UE, para Moscú; a Putin, Washington le guardará siempre rencor por estar convencido de que buena parte del armamento de Saddam llegaba vía Rusia. Así se llega a la decisiva ¿cumbre? europea, una ¿cumbre? decisiva más, en la que no habrá otro remedio que poner la rúbrica a la entrada en la UE de países que tienen una escasa convergencia con los ¿quince? actuales. Europa tendrá que hacer oír su voz, o sus voces, o resignarse a desaparecer para mucho tiempo del orden de los verdaderamente influyentes. El jueves, en Atenas, mientras buena parte de los europeos está de vacaciones, empieza un proceso muy, muy importante. Para el mundo, para Europa y, naturalmente, para esta España inmersa en peleas cainitas y en acusaciones tópicas entre Gobierno y oposición.

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