Diario de León

TRIBUNA

Hacerse mayor sin hacerse viejo

Publicado por
FERNANDO ALGORRI RODRÍGUEZ
León

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PUEDE decirse que casi todo empieza cuando se aproxima el momento de la jubilación. Muchas son las personas a las que afecta esta situación, de tal manera que la mayoría sienten una inadaptación y comienza a apoderarse de sus mentes una sensación de vacío que suele generar en algunos casos un estado depresivo y un complejo de inutilidad que convierte su carácter en agrio, creando algunas veces problemas importantes de tipo afectivo en el seno de la familia. Tenemos que esforzarnos por busca la felicidad sin atajos ni tapujos. Es sabido que uno de los males más agresivos y abundantes de nuestro tiempo es la depresión y contra ella se debe luchar denodadamente hasta conseguir alejarla de nuestras vidas, aunque muchas personas, hombre o mujer, cuando se jubilan no están debidamente preparadas para combatir y alejar de sí esta enfermedad que cada día está más extendida. Existen datos fiables que refuerzan la teoría de que en los países industriales, entre los que se encuentra España, se dan hoy diez veces más casos de depresión que en los años 50, y por ello han aumentado notoriamente las patologías de tipo ansiolítico. Sin llegar a caer en una depresión profunda, muchos jubilados reconocen haber sufrido problemas que ha afectado a su normal forma de ser, su temperamento y por ende ha alterado su personalidad, más con una voluntad férrea, creando una capacidad propia para imponerse esfuerzos con el fin de motivarse y luchar en contra de las influencias que pueda ejercer tal enfermedad, cabe suponer que se la puede vencer sin paliativos. Entonces lo que se debe hacer es tratar de vivir con todas nuestras fuerzas para salir adelante sin sufrir ningún tipo de trauma. Para ello, es fundamental intensificar las relaciones sociales, no huir de ellas, es decir, ampliar en lo posible los círculos de amistad, realizar excursiones; a este respecto el ministro, Eduardo Zaplana, en la clausura del programa, de vacaciones para mayores, anunció un incremento de 100.000 plazas. En consecuencia, estamos obligados por nuestro propio bien, a retrasar todo lo posible el momento que cada persona presienta que se acerca la verdadera vejez. Hay que hacerse mayor sin hacerse viejo. Lo que no debe ser admisible, es permanecer sentado o tendido la mayor parte del día en el sofá, contemplando estáticamente programa tras programa de televisión o haciendo aburridos solitarios, sin salir de casa ni hacer al menos alguna clase de ejercicio físico. Existen en las ciudades y gran número de ayuntamientos, polideportivos y gimnasios, en los que se pueden ejercitar algún deporte y hacer un buen número de ejercicios que van a mantener en forma nuestro estado físico de tal manera que puede ser un factor determinante para retrasar de hecho nuestra vejez, porque actualmente el camino de la felicidad pasa necesariamente por el mundo de la acción. Hoy día los mayores tienen la oportunidad de inscribirse para participar en cualquiera de los distintos talleres creados por distintas instituciones, principalmente las CEAS del Ayuntamiento de León, aparte de entrar a formar parte del voluntariado en alguna ONG, cuyo cometido puedan llevar a cabo dignamente. Lo realmente importante es no permitir que pase el tiempo permaneciendo impasibles. Escribe Araceli del Moral en la revista «Sesenta y más» dedicada a los mayores, que una de las conclusiones del informe anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que los españoles podríamos vivir varios años más si mejoráramos nuestros hábitos de salud, y cita lo que se ha repetido hasta la saciedad: utilizar menos la sal; no ponga el salero en la mesa porque los alimentos contienen toda la sal que necesita su organismo. Está ampliamente demostrado que la corrección del sobrepeso es una medida de las más eficaces para luchar contra la hipertensión; procure bajar esos kilos que le sobran. Por supuesto no debe beber ni fumar. Añade: «Cuidar la espalda a todas las edades», y facilita un decálogo para cuidarla: Al caminar mantener la cabeza erguida y el pecho alto y caminar con buena postura, apoyando todos los dedos del pie al dar cada paso. Corregir los hábitos posturales incorrectos: forma de sentarse, de dormir... Evitar cualquier posición incómoda, forzada o encorvada. Ejercitar regularmente los músculos de la espalda para evitar que se atrofien. Seguir una dieta equilibrada y rica en calcio. Evitar la vida sedentaria: la falta de ejercicio debilita los músculos que sostienen la columna. Adecuar el ejercicio a la capacidad física y realizar calentamiento y estiramientos antes de hacer deporte. Cuidar y fortalecer las zonas del cuerpo que se sobrecargan con el esfuerzo físico. Mantener un buen equilibrio emocional, evitando las tensiones y el estrés. Seguir correctamente los tratamientos presentes, sobre todo para las enfermedades que afectan a los huesos, músculos o nervios.

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