La Brigada Ligera

CINCUENTA militares españoles salieron desde el aeropuerto de Santiago de Compostela con destino a Irak, para intentar poner paz en medio de la sangrienta postguerra. Les han dado algunas nociones de la cultura iraquí y no han sido entrenados en técnicas antidisturbios. También les han dado un manual de instrucciones para luchar contra el calor. Como se ve, les han dado muchas cosas y lo que hay que desear es que vuelvan todos y ninguno regrese antes de tiempo. Los de la Brigada Ligera Aerotransportable, si queremos llamar a las cosas por su nombre, serán miembros del «ejército de ocupación». Se mire como se mire, no estarán muy bien vistos por los supervivientes de los bombardeos, que además de llevar luto llevan muy mal eso de no tener luz y agua. Hay muchas carencias allá en Diwaniya, que es la zona donde se desplegarán los tropas españolas. Además, los chiíes tienen muy mala leche, aunque mejor que los suníes. Fueron bestialmente reprimidos por Sadam y eso siempre estropea el carácter. Siguen a dos partidos diferentes y obedecen a imanes distintos. ¿Qué les esperará a nuestros soldaditos?. Tendrán enemigos camuflados por todas partes, por de momento el principal es el calor. Realizarán una fase de adaptación en Kuwait, donde se registran temperaturas de 45 grados a la sombra. Los días más fresquitos. Por eso el manual de instrucciones les recomienda que beban quince litros de agua cada día. Hasta ahora se había comprobado que el agua, bebida con moderación, no resulta dañina, pero ¿qué ocurrirá si se bebe en esas proporciones?. «Los españoles sólo deben aplicar la ley y respetar la religión», ha dicho uno de esos muchos imanes que andan sueltos por el territorio petrolífero, presidiendo las colectivas oraciones canónicas y dando consejos. ¿Qué pintamos aquí?, se preguntarán nuestros muchachos. Por muy ciega que sea la disciplina y por muy robotizada que sea la obediencia, se preguntarán: ¿qué pintamos aquí?.