CRÓNICAS BERCIANAS
El Bierzo, entre Madrid y Marbella
YA SABEN lo que le comentó el torero -«pues, ya ves, degenerando»-, a su interlocutor, al preguntarse éste por la meteórica carrera de uno de sus picadores que había llegado a gobernador civil. Pues eso, degenerando, degenerando, hemos llegado a la situación actual. Los freaks de la telenovela de Madrid han encontrado más acompañantes. La verdad es que se echaba de menos un poco de flamenquito en el panorama político, y ahí lo tenemos. Ese gran urdidor de planes generales de ordenación urbana _el camino más corto hacia el enriquecimiento español_ que es Gil dio un golpe en la mesa. «Está bien que todos nos hagamos ricos, pero aquí el que los tiene más grandes sigo siendo yo», parece decir. De momento, el PSOE ha mandado parar. Pero, qué decir del espectáculo tan alentador ofrecido la semana pasada por los políticos bercianos en el pleno de conformación del Consejo. Que los cuchillos iban a aparecer resultaba diáfano a quien conociera las crisis de ambos partidos. El PP y el PSOE bercianos no viven sus mejores momentos. Los compromisos, dádivas y amenazas de cada uno de los protagonistas de este episodio sobrarían para completar un libro. El voto del tránsfuga socialista tenía un objetivo claro: demostrar que el pacto entre Fátima López Placer y la cúpula del PSOE existía. El miedo de la presidenta comarcal a que realmente pudiera salir adelante el órdago planteado por los once consejeros críticos a su gestión, sumando los votos de los acompañantes de Jesús Esteban en esta fiesta, hizo que el receso solicitado por Laudino García cristalizara en lo que todos ya sabemos: 35 votos para Ricardo González Saavedra: 23 socialistas y once populares. Anievas se quedó con los diez con los que contaba. La explicación que dio poco después la presidenta comarcal del PP no convenció. Respetar la democracia no tiene porqué llevar a apoyar a un contrincante político de otro partido en contra de los enemigos políticos de casa. Aquí, hasta que se demuestre lo contrario, el que manda es el votante, y los electores del PP quieren un presidente popular. Otra cosa sería aceptar serlo con el apoyo de los tránsfugas socialistas. Por supuesto que no. En democracia, a veces, el camino más corto no es el más ético. Aún nos queda por ver el siguiente capítulo de este serial. Puede que sea de manera inmediata y puede que tengamos que esperar hasta el mes de septiembre. En cualquier caso, unos y otros ya están engrasando los ejes para llegar a la carrera electoral del mes de marzo. Habrá que estar atentos a las listas que se elaboran para el Congreso de los Diputados. Ahí estará la clave del futuro político de unos y otros. Mientras tanto, los ciudadanos seguirán pensando lo de siempre; que todo esto es un pasteleo impresentable y que no merece la pena dar el apoyo a ninguno de los contendientes. En esta tesitura pueden aparecer los salvadores, salvadores que debemos temer. La democracia debe crecer, y es la sociedad civil la que debe estar a la vanguardia. Mientras tanto, ya saben, la pista siempre está en seguir el rastro del dinero.