Amenaza de muerte súbita

LEÓN tenía ayer intensidad política. Era como una olla hirviendo, víspera de decisiones importantes, tanto políticas, como jurídicas y financieras, y Juan Vicente Herrera inauguraba la exposición del 25 aniversario de la Constitución. Sin embargo, y por enésima vez, se me antoja como tema de máxima trascendencia lo que se está ventilando nuestra provincia con el sector del carbón. El ministro Rodrigo Rato, tras las espantadas del Secretario de Estado, José Folgado, por fin ha convocado a los sindicatos mineros para el próximo 18 de diciembre. Una reunión en la que tendrán que discutir las reivindicaciones sindicales, empeñadas en asegurar el mantenimiento de la producción de carbón para el futuro. Una reunión que los sindicatos habían pedido con carácter de urgencia y el ministerio ha fijado para cuando ya huela a mazapán y turrón, y no estará lejana la fecha de disolución de las Cortes por la proximidad de las elecciones generales. De aquí a esa reunión la batalla propagandística va a ser -ya lo es- extraordinaria y en todos los frentes. Así, por ejemplo, en las «páginas salmón» del domingo de un diario nacional, se escenificaba la guerra que libra Iberdrola contra Endesa, Unión Fenosa e Hidrocantábrico. Mientras éstas quieren seguir consumiendo carbón, Iberdrola, no. Utiliza como coartada la contaminación. En los periódicos leoneses de ayer, por un lado, se daba cuenta de la versión ministerial según la cual Castilla y León duplica las emisiones de dióxido de carbono permitidas por el Protocolo de Kyoto. También se pudo leer que el carbón supone el 37% de la contaminación autonómica. Se presta a esta interpretación: el carbón es contaminante de por sí. Lo que no se percibe en el ventanal periodístico es que no contamina el carbón, sino las centrales térmicas, a las que no han dotado de las más modernas tecnologías. ¿Acaso puede alguien discutir que el mayor factor de contaminación atmosférica la produce el transporte, esto es, los vehículos, ya sean pesados, colectivos o individuales?. También he leido la exhibición de cifras y datos del ministerio: La reconversión del carbón ha costado más de 10.200 millones de euros en toda España, de los cuales 3.065 se han empleado en León. Se mezcla todo en los datos. Puede parecer la cifra muy abultada. Pero no lo es, ni de coña, si la comparamos con los dos billones, con «be», regalados a las eléctricas por decisión del Gobierno. No nos consta dónde los han invertido. Desde luego, no en mejorar las instalaciones de las térmicas, excepto Endesa en un grupo de Compostilla. Vamos a asistir a una campaña prolongada de desprestigio del carbón y de la generación de energía eléctrica, siempre disfrazada de pegatinas ecologistas. En el fondo, responde a los intereses del Gobierno y de una compañía determinada. La sospecha ha puesto en pie de guerra al sector. Una vez más las maniobras dejan claro que la única pretensión oficial es pasar las elecciones y luego aplicar otro gran recorte. Algo que acabaría definitivamente dejando «k.o.» a León. Significaría perder cinco mil puestos de trabajo directos y, como mínimo, quince mil indirectos. La muerte súbita.