Póntela, pónsela

EL RECTOR de la Universidad de León, Ángel Penas, se ha encerrado en la supuesta autonomía universitaria a la hora de negarse a colocar la bandera de León en los edificios de la institución educativa. Una cuestión nimia, pero que se ha vuelto en su contra de una forma bastante tonta... sólo porque no aceptó la primera petición por venir de quien venía: Conceyu Xoven, la juventud leonesista que tiene controlada la mayoría de los representantes estudiantiles de la Universidad. Hay veces que uno se pregunta si es que el término autonomía universitaria es que alguno de los que ya tienen plaza se dedican a «sus asuntos» y pasan de los de la sociedad, o que significa que están por encima de la realidad y la justicia y no han de rendir cuentas a nadie. Lo de la enseña es una cuestión de formas, nada más. El rector se ha empecinado en que la bandera de León no debe ondear en los edificios universitarios y la excusa que ha puesto es que porque hacerlo significaría una injerencia en la autonomía universitaria. Sin embargo, la realidad es que ha sido porque se lo piden otros... y son los que son; si la idea hubiera partido del seno universitario serio -los alumnos no deben serlo para los rectores-, no habría habido ningún problema. Pues bien, el error mayúsculo es no hacer caso ni al Ayuntamiento de León ni a la Diputación, que le solicitan que la alce -le debe molestar que opinen al respecto-. Su argumento no se sostiene cuando además de la -por cierto, feísima- enseña universitaria leonesa, ondea la de Castilla y León, que pone el dinero. En esto del rectorado actual debe mandar más el dinero que el respeto a los ciudadanos de la provincia que la acoge, porque sin él no hay autonomía intelectual que valga. Eso debe ser ahora el concepto de Universidad de Penas para León.