Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

El reventón

Ponferrada

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DEL SUELO hacia el cielo, Ponferrada aparece hoy como una ciudad moderna. Una ciudad con amplias avenidas donde hasta hace unos años sólo había solares poblados de zarzas y ratas, con glorietas que descongestionan el tráfico -pese a que a más de un conductor alocado le cueste un tiempo y más de un golpe hacerse a la idea de que ya no puede circular recto-, con fuentes vistosas, farolas de diseño y baldosas con el emblema del Camino de Santiago marcando la ruta de los peregrinos. Hasta donde uno puede ver, Ponferrada ha dejado de ser esa ciudad sucia y oscura que era a comienzos de la pasada década, quizá porque el viento ya no arrastra hasta sus calles la carbonilla de la montaña negra, que ha desaparecido del paisaje, y porque los servicios de limpieza han cambiado la imagen de aquella población polvorienta, heredera de la vieja ciudad del dólar, que aparece en las novelas de César Gavela. Sus ciudadanos respetan hoy los contenedores diferenciados para depositar los distintos tipos de residuos urbanos y su modélico servicio de recogida y reciclaje ha merecido, por quinto año consecutivo, la Bandera Verde que concede la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes. El alcalde de esta ciudad nueva puede estar orgulloso de recoger mañana en Madrid y de manos de las ministras de Sanidad y Consumo y de Medio Ambiente, el máximo galardón que premia la gestión ambiental de los municipios, con Mención de Oro incluida. Pero a este equipo de gobierno, responsable de la transformación urbana de Ponferrada, le ha reventando en las manos la red de aguas. Del suelo para abajo, esta ciudad tiene las entrañas podridas. Ponferrada ha crecido, y nadie, ni el PSOE en su día, ni el PP, -que tiempo ha tenido en los últimos ocho años de hacer algo- se han molestado en renovar una red obsoleta, que sólo genera problemas, una avería detrás de otra, y muchos dolores de cabeza a cientos, cuando no miles de ciudadanos, que tienen unas calles muy bonitas, y muy limpias, y el grifo seco de cuando en cuando. El último reventón, que el pasado viernes obligó a cortar el suministro a buena parte de los vecinos de la ciudad, ha obligado al equipo de gobierno a anunciar, con carácter urgente, la inversión de 1,5 millones de euros para renovar la red y sin esperar a que la Junta de Castilla y León se decida a firmar el convenio para destinar seis millones a unas obras muy publicitadas por el gobierno regional, pero que difícilmente concluirían antes de cuatro años. El reventón y las prisas del alcalde por encontrar ahora una solución al problema del agua le han venido muy bien a la oposición socialista, lo que no les resta razones. No seré yo quien se las quite cuando recuerdan que los populares se gastaron en urbanizar calles y plazas los mil millones de pesetas que la empresa concesionaria del agua aportó para mejorar el suministro cuando el servicio se privatizó. Lo dice el refranero. Hay quien sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, y de la red de aguas cuando revienta.

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