Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Personas, política e instituciones

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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ES DIFÍCIL deslindar persona y política. El término latino persona es la versión griega de prosopón (máscara), por lo que algunos han entendido aquélla como lo que un individuo representa, el rol que desempeña, lo que muestra o exterioriza. Lo que exterioriza es sobre todo la personalidad o sea, los rasgos peculiares que caracterizan a uno y lo singularizan; es decir, una conjunción de temperamento y carácter. Esto es lo que cuenta en política, pues la personalidad impregna dicha actividad; uno la muestra, la proyecta sobre los demás y también la vende o se la venden como reclamo electoral. En un partido, aunque todos defienden los mismas ideas y programas, es un decir, no todos tienen la misma imagen positiva para hacer atractivas a los electores dichas ideas. Por eso no todos son, ni pueden ser, candidatos, aunque así lo proclamen los estatutos. Parte de lo que ocurre en el Consejo Comarcal tiene que ver con esto. Entiendo el enfado de Jesús Esteban con sus compañeros de partido. Jesús siente que durante cuatro años han utilizado su persona, entonces valorada, para prestigiar una institución, y luego, sin entender el porqué ni darle razones suficientes lo han tirado en la cuneta. Laudino García habla, con condescendencia, de cómo le cedió el puesto en las elecciones anteriores, pero se calla de que era una patata caliente que no le interesaba en absoluto. A Susi lo necesitaron y aceptó sabiendo la difícil situación del Consejo. Yo he discrepado desde esta columna de varias actuaciones suyas, no me gustaron tampoco algunos espectáculos circenses; pero objetivamente he de reconocer que durante cuatro años prestigió el Consejo, y lo hizo sobre la base de su personalidad fuerte y negociadora, aunque a veces resultase un tanto estridente o atrabiliaria. Creo que Jesús Esteban ha entendido aún menos su postergación política tras la inesperada victoria electoral en su propio municipio de Bembibre, en el que después de cuatro años recuperó la alcaldía de manos del PP. Parece como si la derrota electoral del PSOE en muchos municipios bercianos se la hiceran pagar a él, que ganó en el suyo. Ha peleado dentro del partido por mantenerse al frente del Consejo, lo que era legítimo, pero la dirección de ese partido ha sacado los trapos sucios fuera para lavarlos impúdicamente en público, e incluso, por boca de José Giménez, se le ha satanizado de forma inmisericorde. Es decir, se cuestionó su personalidad hasta hacer de su persona una caricatura. Claro que tiene que estar enfadado, porque a las personas se les debe dejar un salidad digna, que no menoscabe públicamente su personalidad. Jesús Esteban tal vez no ha entendido que los partidos políticos no se mueven solo por programas, sino por grupos de presión más o menos organizados, y sobre todo cambiantes. Si no lo sabía, lo ha podido comprobar en el congreso comarcal del PSOE, en el que, según la prensa, los delegados se repartían según criterios políticos y personales: siete del grupo de Saavedra, seis del de Buitrón, tres de Velasco, tres de Valentín Fernández, etcétera. Todo esto es legítimo; lo que ya no lo es, es que proyecten sus enfrentamientos personales sobre las instituciones. Este me parece que ha sido el error de Jesús. Fue legítima su lucha por mantener la presidencia del Consejo Comarcal, pero una vez perdido el apoyo de su grupo y por el bien del Consejo, que él contribuyó a prestigiar, debería reconocer su derrota y esperar tiempos mejores, buscar otras alianzas, tener peso en el partido. Su pase al grupo mixto y su ausencia del congreso comarcal junto con las agrupaciones de Bembibre y Carucedo, es un signo de coherencia, politicamente irrelevante. Ha dejado el campo franco y cortado casi todos los puentes, asomándose al abismo y al catastrofismo. Antonio Canedo, nuevo secretario comarcal, por el bien del PSOE, debería facilitar su vuelta, pues su voz todavía es muy importante en Bembibre y en el Bierzo.

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