Diario de León

DESDE LA CORTE

El mercado de invierno

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FERNANDO ONEGA
León

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ALGUNOS ya se empezaban a impacientar: ¿dónde está Zapatero? ¿Dónde está, que no sale a defender esas propuestas que rompen el esqueleto del Estado y Rajoy llama «cómicas y grotescas»? Estaba pariendo equipo. Ayer alumbró a sus diez magníficos. 60-40, seis hombres y cuatro mujeres, para empezar a mostrar intenciones. Un consejo áulico. Un comité de notables. Cabezas bien organizadas. Los brazos para llevarle a hombros a Moncloa, y los hombros sobre los que llorar, si las lágrimas saltan en las próximas semanas. ¿Buen equipo? A juzgar por la rapidez con que saltaron a la yugular del líder socialista desde el PP, con artillería consecutiva de Elorriaga y Arenas, tiene que ser un grupo excelente: el poder no gasta saliva de vicepresidente en descalificar medianías. No llegan a ser los galácticos de Ferraz. Tampoco son unos pimpollos extraídos de las Juventudes Socialistas. Pero, vistos en foto, imponen respeto. Si este equipo cae en manos de Irureta, haría una alineación parecida a ésta: portero, José Bono, encargado de parar los disparos a puerta de quienes desestabilizan al líder con el nombre del presidente castellano-manchego. Defensa central de la constitucionalidad del proyecto, Gregorio Peces-Barba; defensa izquierdo frente a la UGT que acusa de «veleidades liberales», Rodríguez Ibarra; defensa para la credibilidad económica, Pedro Solbes. En el centro del campo, las cuatro mujeres, con María Jesús Sansegundo encargada de repartir juego. Y en línea de ataque, el propio Zapatero como delantero centro (único caso mundial que hace compatible ese puesto con la función de entrenador), Miguel Sebastián para la ofensiva económica, y Miguel Angel Moratinos para abatir posiciones de política exterior. Eso es lo que han encontrado los ojeadores del PSOE en su repaso a las listas de disponibles en España, Europa y Oriente Próximo. No es mala alineación, aunque haya críticos que echen en falta un equipo más ofensivo. Como se puede ver, ha funcionado el mercado de invierno, en el que hay mucho veterano de oferta, no abundan los «craks», y sí mucho material procedente de equipos anteriores, algo desplazados del fútbol y, por tanto, ya fondones y sin entrenamiento reciente. No es fácil, por ejemplo, imaginar a Peces-Barba saltando con el salero que lo acaba de hacer Rajoy sobre las aguas de una playa de Galicia. Pero Zapatero ha demostrado que puede hacer un equipo. Y que no todos sus jugadores son como Rafael Simancas. Y esto, en los tiempos y soledades que corren, es un triunfo. No garantiza victoria, pero da moral a la afición.

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