Diario de León

SIETE DÍAS

Política y empleo municipal

Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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MAÑANA lunes se disuelve el Parlamento. Será el pistoletazo de salida para la elaboración de las candidaturas del PP. En la última semana los movimientos politicos de los aspirantes han sido soterrados. No se buscan adhesiones populares, nadie intenta convencer a nadie, únicamente se espera la decisión del jefe, Mariano Rajoy. El único gesto público lo protagonizó Angel Escudero a través de cinco cualificados militantes bercianos, que convocaron a los periodistas para comunicarles su deseo de que el secretario comarcal ocupe el puesto número dos al Congreso de los diputados y que el también berciano Angel Calvo sea incluido en la candidatura al Senado. El presidente provincial del partido, López Benito, se desmarcó de la propuesta. Días atrás una lectora recriminaba a quien suscribe el reducido número de candidatos con los que confeccionaba la «quiniela» electoral del PP. «Sorprende -decía con perspicacia- que en la quiniela que maneja su periódico, los candidatos se reducen a un máximo de ocho personas. Se olvidan de otros, como López Benito, Elena Bustillo, Fernández Tejerina o algún miembro de Nuevas Generaciones».Hay que reconocer que tiene razón la comunicante de este periódico, que en el PP- y no es diferente en el resto de los partidos- existen unos nombres que se repiten y se suceden a sí mismos, algo que no deja de ser curioso cuando se afirma que son más de quince mil personas las que mantienen ficha abierta como afiliados de los diferentes partidos en León. Pero es evidente también que no es por decisión de los periodistas, que nos dedicamos a observar la realidad con el único objetivo de trasladar a la sociedad lo que ocurre. La «quiniela», por tanto, no responde a la elucubración mental de quien esto escribe, sino a las apuestas que se detectan en el interior de los partidos, a las posiciones de fuerza de los candidatos... Y hasta la fecha, ninguno de los nombres a los que alude nuestra comunicante parecen tener apoyos determinantes. No consta. Terminó la guerra de la bandera de León con un claro vencedor: el rector Angel Penas. Rodríguez de Francisco exigía que la enseña provincial fuera colocada en el balcón del Rectorado, que es el edificio-emblema de la Universidad, al lado de las banderas de La Unión Europea, de España, de Castilla y León y de la propia Universidad. Angel Penas rechazó la protesta y el también concejal responsable de Jardines y Limpieza devolvió la afrenta al decidir no recoger la basura del Campus. El alcalde se mantuvo al margen del conflicto, cual convidado de piedra. La situación resultaba insostenible y al final se produjo la rectificación, en toda regla. Para evitar el bochorno se anuncia que la bandera se colocará en el Campus, al lado de un monolito dedicado a las comarcas. En el Bierzo el presidente del Consejo comarcal ya ha dicho que allí, ni hablar. Y luego nos sorprenden algunas actitudes de los talibanes y otros colectivos fanáticos que pueblan el mundo... No es de extrañar la respuesta cuando alguien era preguntado por la situación general de la provincia. Muy bien -respondía- todo es perfecto. Aquí no hay problemas, ni mayores ambiciones. Fíjese usted que el debate más importante de nuestros políticos durante un mes ha girado en torno a la colocación o no de una bandera en un balcón... Otra polémica nos sitúa en el Ayuntamiento capitalino. El concejal de personal, Canuria, está empeñado en reducir el número de empleados, por entender que no son necesarios lo casi dos mil contratados o funcionarios que cobran su nómina con cargo al presupuesto municipal (cifra a la que habría que añadir las plantillas de las empresas de servicios subcontratadas). La medida ha cabreado a los despedidos (o sin renovación de contrato) y a quienes se ven abocados en un futuro más próximo que lejano a la misma situación. El concejal ha dicho que el Ayuntamiento no es una ONG, un organismo que practicaría la beneficencia a través de empleos innecesarios, de escaso o nulo rendimiento. El asunto es sumamente delicado, porque es injusto que los politicos puedan jugar con las familias, premiando o castigando con un empleo en función de afinidades politicas o de otro tipo. Incluso hay voces que se han levantado en demanda del papel benefactor del Ayuntamiento, con la idea de que no está mal empleado el dinero público que se destina al mantenimiento del empleo. Así que frente al argumento de que el Ayuntamiento aumentará la inversión con el dinero ahorrado por los 500 puestos de trabajo que piensa amortizar, los críticos con esta medida afirman que los quinientos sueldos generan una inversión inducida no despreciable en el entramado económico de la ciudad. El problema es más profundo. El concejal todavía no ha sabido responder a una sencilla pregunta: ¿dónde están los más de 1.900 empleados, cuántos son policías, cuántos bomberos, cuántos trabajan, cuántos están de baja, cuántos sufren depresión...? ¿Todos están dando a la ciudad el cien por cien se sus posibilidades como productores, se aplican criterios de rentabilidad, también en términos sociales? El problema seguramente no es de los trabajadores que sobran, sino de los politicos que no saben o no pueden aplicar fórmulas para que el rendimiento de cada empleado sea el óptimo en cada caso. Pero no todo ha estado marcado por el tinte de la polémica. El avance que se está registrando en materia de comunicaciones resulta espectacular. Después de años, de décadas en el más lamentable ostracismo, la situación ha cambiado con la entrada en servicio de la autovía hacia Benavente (como aspecto más significativo) y la apertura de las comunicaciones aéreas con varios puntos de la geografía española. Una situación que para la primavera del 2005 mejorará de forma significativa con la entrada en servicio de la pista ampliada del aeropuerto. Las obras, ya adjudicadas y que concluirán en el plazo de 14 meses, permitirán el aterrizaje de reactores de gran tamaño, capacitados para realizar vuelos internacionales. Esta excelente noticia se suma a la adelantada ya la pasada semana, cuando la Diputación anunció su compromiso de destinar los fondos suficientes para la instalación del sistema de aproximación de los aviones. La contradicción y la demagogia son formas consutanciales a la acción política, según demuestra la experiencia. Esta circunstancia explicaría, por ejemplo, cómo el PSOE, siempre crítico con las privatizaciones y abanderado de engordar el sector público cuando está en la oposición, se muestra más proclive a la gestión privada de empresas y servicios cuando gobierna. Es evidente que la acción privada resulta mucho más barata y eficaz Pero no se puede mantener el doble lenguaje. Y eso es lo que ocurre ahora, por ejemplo, con la gestión del agua en el Ayuntamiento de León. Uno tiene la sospecha de que si fuera el PP quien planteara la privatización de este servicio, el PSOE se mostraría airado y seguramente diría que se pretende favorecer a empresas o colectivos privados en contra de los intereses del «pueblo». Y sin embargo, es el PSOE en el gobierno municipal el que abandera ahora la creación de una sociedad, aunque de momento con el 51 por ciento de capital público, para la gestión de ese servicio. Es como aquel que se colocaba ante una rampa. Desde arriba, contemplaba un «bajadero». Desde abajo, un «subidero».

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