Campaña entre dos pactos

MARCARON la precampaña y no es en absoluto descartable que sigan vivos como elemento dinamizador de la campaña propiamente dicha, ya en formato oficial. Me refiero a los dos pactos convertidos en pedradas electorales de ida y vuelta, en las manos del PP o en las del PSOE. Uno es el de Pascual Maragall con Carod Rovira. El otro es el de José María Aznar con George Bush. El primero desencadena la controversia sobre el modelo de Estado, cosido de forma perversa, en mi opinión, a la política antiterrorista y al unánime rechazo de las fuerzas políticas democráticas. Basta echar un vistazo a los medios de comunicación para reconocer el impacto que ha tenido en la pugna previa por la Moncloa. El segundo nos sitúa directamente en la guerra de Irak y la personal apuesta del presidente del Gobierno en marzo del año pasado, con su torrencial secuela de discusiones parlamentarias, escisión política y un claro rechazo de la opinión pública por el apoyo oficial a las decisiones de la Administración Bush. Habría que saber si, puestos cada uno en los platillos de la balanza, cuál de los dos pactos está más penalizado por los españoles. Tuve ocasión de preguntarselo el otro día al candidato del PP, Mariano Rajoy. Ninguna duda, claro, para él. Según el sucesor de Aznar, es mucho peor el de Maragall con Carod porque pone en peligro el modelo de Estado y añade factores de inestabilidad al sistema. Por supuesto, Zapatero niega la mayor respecto al romance político de los socialistas catalanes con ERC porque precisamente el fuerte del pacto, el PSOE, jamás consentiría ninguna aventura secesionista al tratarse de uno de los dos grandes pilares de la centralidad del sistema (el otro es, naturalmente, el PP). Entre unos y otros argumentos subyace la gran cuestión de la credibilidad, que es el intangible decisivo a la hora de depositar los votos. ¿A quién creen más los españoles, a Rajoy o a Rodríguez Zapatero, en esas dos grandes cuestiones de la campaña que acaba de comenzar? La solución, el domingo día 14 de marzo.