PZ desde mañana

MAÑANA se inicia la sesión de investidura que concluirá con la designación del leonés José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Al día siguiente, viernes, ZP, en primera votación si los hilos no se tuercen, invertirá las siglas y pasará a ser PZ (presidente Zapatero). José Luis desayunó ayer en Moncloa con José María Aznar. Fue el último acto entre quien deja el palacio de La Moncloa y quien será su nuevo inquilino. Aseguran los columnistas que fue el último repaso a las transferencias de poder. Yo creo que no. Fue, en todo caso, la foto que necesitaba Aznar para suavizar sus últimos tremendismos. Rodríguez Zapatero lleva unos días de silencio. Lo esencial ya lo ha repetido hasta la saciedad. Ha publicitado la composición de su Gobierno, cumpliendo escrupulosamente la paridad hombres/mujeres, y todos los sectores han dormido tranquilos. Las dos áreas esenciales, la política y la económica, están en buenas manos. Son los dos vicepresidentes: Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes. El comienzo invita a la tranquilidad. Y a la esperanza. Mañana pronuncia su discurso de investidura PZ. Se espera que no defraude a nadie. Rodríguez Zapatero tiene claras cuáles son las columnas sobre las que asentar el futuro. Las desvelará en su discurso: recuperar el consenso en política exterior, perseverar sin la mínima duda en la lucha antiterrorista, sea de ETA o de la nueva oleada con versículos del Corán, renovación democrática y una nueva economía fuerte y productiva con avances sociales. Queda otro fleco: la retirada de las tropas españolas de Irak. Es una promesa solemne. De no hacerse cargo de la situación la ONU, las tropas españolas regresarán a casa el 30-J. España puede ser titular en primera página de los periódicos del mundo. La octava legislatura que se inicia mañana es como una oleada de espuma. PZ promete que el Parlamento será el centro del debate político. Un debate últil y vivo. Ante el Parlamento expondrá su programa de Gobierno. Podrá ser cuestionado, pero es aleccionador que se comprometa a «escuchar con atención las sugerencias y críticas y debatir desde el respeto». Ahí está el quid de la cuestión. Aznar despreció al Parlamento en sus últimos años de Gobierno. Ni siquiera dio visado para que se debatieran cuestiones esenciales, como la guerra de Irak. A PZ le basta con corregir errores del pasado inmediato. Es suficiente con debatir desde el respeto. Sobre los lomos de Zapatero se colocarán las capas de terciopelo, pero no lo tiene fácil, quiá. Algunos de los retos con chapa de urgencia son trermendos: el terrorismo de inspiración coránica y la decisión sobre las tropas españolas en Irak. Son morlacos astifinos. Desde mañana tendrá que lidiarlos PZ. Todo lo demás, incluidos los nombramientos que se anuncian: Amparo Valcarce como número dos en el Ministerio de Asuntos Sociales, Segundo Martínez como ojo avizor de la seguridad en Moncloa, Miguel Alejo como delegado del Gobierno en Castilla y León, todo lo demás es agua de noria.