Papeles cambiados

EL GOBIERNO del PP, sobre todo en sus dos o tres últimos años de paso por el poder, encontró la postura en la creación de climas artificiales de amplio acompañamiento mediático. Y las humildes verdades se estrellaban siempre contra las mentiras de repetición oficial. El clima llegó a hacerse irrespirable para quienes, con mayor o menor acierto, fuimos abiertamente críticos contra aquella forma de gobernar y aquella prepotencia avalada por una mayoría absoluta en el Parlamento. La crítica sucumbía frente a un José María Aznar que iba de estadista sobrado, se codeaba con Bush, nos reñía mucho y, en una ocasión, tras el XIV congreso del PP de 2002, dijo que estaba rozando el cielo. También había doctrina oficial sobre el adversario político. El PSOE era una «jaula de grillos» y Zapatero un líder «irresponsable», «antipatriota», «desleal» y «pancartero». Apenas han pasado seis meses y los actores han cambiado los papeles. Pero en el PP parecen no haberse dado cuenta porque siguen tratando de forzar la realidad a partir del doble mazazo, el del 11 y el del 14 de marzo, sobre cuya relación efecto-causa no admite discusiones. Discutir sobre eso tampoco va a cambiar la realidad pero da lo mismo. Se trata de repetir hasta la saciedad que el PSOE mintió y ganó sobre 191 cadáveres, que el Gobierno siempre dijo la verdad y que no descartemos alguna forma de participación de ETA en los atentados de Atocha. Sus palmeros incluso apu ntan al quintacolumnismo policial de los socialistas, a los servicios secretos marroquíes o a la masonería. Cualquier cosa menos asumir que todo aquello ocurrió con un gobierno del PP.