Iberoaméricay Zapatero

MIENTRAS George W. Bush, legitimado por su triunfo electoral, apunta a Irán y a Corea como la antesala de una nueva aventura bélica, China fija posiciones en Latinoamérica haciendo gala de su filosofía oriental: mucha dedicación y poco ruido. Grandes inversiones y planes a medio plazo, con ese sentido del tiempo que tienen los chinos para esperar a que los escenarios estén preparados para garantizar la representación. El contexto latinoamericano está exento de excesivas presiones norteamericanas, lo que ha facilitado el aterrizaje de gobiernos democráticos progresistas en una cadencia que se va completando sin pausa. Si ayer fue Chile, Brasil, Argentina y Venezuela, la incorporación de Uruguay al club de la izquierda responsable abre expectativas para que la propuesta que José Luis Rodríguez Zapatero de «una alianza de civilizaciones» encuentre acomodo en el continente americano. Y así ha sido. La Cumbre Iberoamericana celebrada en Costa Rica ha irritado al Partido Popular, que en palabra de su presidente, Mariano Rajoy, ha sido una reunión a la que no ha ido ni «el tato». Los datos, sin embargo, son muy esperanzadores. Se ha puesto en funcionamiento la secretaría general de la institución, el presidente de México, Vicente Fox, ha dado muestras inequívocas de integración en ese proyecto y los grandes líderes de América han apostado por la filosofía política que el presidente español anunció en la Asamblea de Naciones Unidas. Si la iniciativa de José Luis Rodríguez Zapatero logra instalarse con continuidad en el Consejo de Seguridad, el eje de Europa con Latinoamérica, adosado a la sombra de China como potencia influyente económicamente en la región, puede dibujar una situación geoestratégica revolucionaria en las próximas décadas. El PP tiene que decidir si su juego de destrucción de todas las iniciativas exteriores de España puede llegar a ser comprensible para sus electores de centro, sin los cuales no puede aspirar a ganar el poder. Si los hechos siguen confirmando que los ex abruptos de Ángel Aceves y Eduardo Zaplana se ven sucedidos por aceptación internacional de las posiciones de España, el juego de destrucción de los viejos lugartenientes de José Maria Aznar va a quedar demasiado en evidencia. Y Latinoamérica tiene quinientos millones de habitantes, que con los quinientos de la nueva Unión Europea son mil. Eso sin contar a los chinos, que ya no sabemos cuantos son. Todos, juntos, somos muchos más que Bush y el unilateralismo belicista.