Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LOS OBISPOS creen que el compromiso con Europa del día 20 no les obliga a indicar el sentido del voto en el referéndum. Entre las cuatro opciones -el sí, el no, el voto en blanco o la abstención- todas les parecen legítimas. ¡Qué peso nos han quitado de encima! Para no tener problemas de conciencia lo mejor, en primerísimo lugar, es no tener conciencia, pero tampoco es malo saber que hagamos lo que hagamos estará bien hecho. Los monseñores apoyan la licitud ética de todas las decisiones en la premura de la consulta, pero otros señores opinan que precisamente por esa velocidad hay que coger el tren europeo en marcha. Ahora o nunca. O bien ahora o dentro de muchos años. Europa, que era una herencia, empieza a ser una construcción. Éramos europeos aunque muchos no lo supieran, pero ahora podemos serlo sabiéndolo y queriéndolo. Resultan proféticas las palabras de Keyserling: «Puede que llegue un día en que Europa, a fin de hacer frente a peligros venidos de otros continentes, se constituya en una sola unidad política». Ahora el peligro es el de quedarnos fuera, aunque sin duda existan otros. Los más evidentes son que se refuercen exageradamente los sentimientos nacionales y que las naciones puedan convertirse en regiones, con el consiguiente aumento de la terrible tensión étnica. Algunos historiadores se alarman ante esta perspectiva, pero si no existe una identidad europea la solución es crearla. Además es compatible que uno sea de su pueblo, y le guste mucho el campanario de la iglesia, con que también sea de su Europa y le guste mucho la catedral de Colonia. Una objeción más grave para que demos todos el ansiado sí a la Constitución Europea, es que admita la guerra preventiva, o sea, el derecho a vengarse por adelantado. Se recomienda leer el farragoso tocho, que debiera regalarse a cada presunto votante en unión de una caja de aspirinas, pero quizá sea mejor no hacerlo. La intuición es un camino de conocimiento, aunque falle más que los motores de los submarinos nucleares ingleses. Hay que ser lo que realmente somos: Europa.

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