El enemigo a derrotar

LA PROBABILIDAD de que detrás de Aukera Guztiak estuvieran ETA y Batasuna era algo que se sospechaba desde el primer momento de la aparición de esta nueva marca registrada. Batasuna y ETA hace tiempo que nos han demostrado su capacidad para inventar términos nuevos que esconden lo mismo. Muchas veces se les ha llamado el monstruo de las cien o de las mil cabezas, porque una vez que se corta una de ellas -se las ilegaliza, se las desarticula, se las desmembra- tardan apenas unos días en reaparecer otras siglas nuevas con los propósitos de la anterior. Esta vez iba a suceder del mismo modo: si la ley de partidos políticos declaraba la ilegalidad de Batasuna por entender que es sencillamente una distinta presencia de la banda ETA con el propósito decidido de actuar en el Parlamento vasco y en la vida pública y política, percibiendo incluso fondos del Estado español por esos conceptos, Batasuna tendría relevo con sigla nueva y a estrenar, y probablemente seguiría disponiendo de grupo parlamentario propio, como en la legislatura anterior. De eso ya se encargarían los votantes batasunos-proetarras. ¿Qué está sucediendo? Desde el primer momento, desde hace años, si alguien es perfectamente consciente y sabedor con todo lujo de detalles que ETA y Batasuna son la misma cosa, y que Batasuna y Aukera Guztiak también lo son, y que todo tiene un núcleo central de estrategia y de mando supremo en el que bien podrían estar Ternera, Otegi, Segurola, Mikel Antza, Permach, Díaz Usabiola y otros cuantos, esos son, indefectiblemente, los dirigentes de las formaciones nacionalistas PNV y EA. La pregunta siguiente es crucial: Sabedores de que todo es el mismo conglomerado y tiene idénticos propósitos, ¿cómo se explica que el PNV y sus máximos dirigentes tan a menudo en los últimos tiempos, y ahora mismo, se hayan convertido y actúen como auténticos abogados defensores de los batasunos? A uno se le ocurren dos razones: primero, que unos y otros, a la postre, tienen idéntico propósito y metas políticas: la consecución de la soberanía para Euskadi. Parece importar muy escasamente el procedimiento, si es con violencia o sin ella. Es lo de menos. Y segunda razón: los lazos familiares de nacionalistas radicales y nacionalistas moderados son tan intensos que no es imaginable que los primos se peguen entre sí cuando puede haber un enemigo común que es el Estado español, que es el auténtico enemigo a derrotar y a expulsar...