Diario de León

DESDE LA CORTE

Una acción de riesgo, no un suicidio

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

EL SEÑOR Rodríguez Zapatero tiene el sueño de todos los gobernantes que hubo en la España democrática: ser el hombre que termine con el terrorismo. Está convencido de que puede hacerlo por la vía política, y así lo dice. Se ofreció a dialogar, aunque no usó esa palabra, el día que fue entrevistado en TVE. Sostuvo esa tesis en el último debate parlamentario. Y hoy mismo, el PSOE somete al Congreso de los Diputados una polémica resolución que apoya «procesos de diálogo entre los poderes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia». La resolución supone un cambio radical respecto al discurso de la última legislatura de Aznar. Hasta ahora, lo políticamente correcto era decir que no hay solución política, sino policial y judicial; al terrorismo se le vence, no se le convence; no hay salida negociada, sino derrota; las ofertas de diálogo y pacto no hacen otra cosa que alimentar las esperanzas de redención futura del asesino. Se comprende que ese cambio no sólo ha sorprendido al PP; lo ha desorientado, con sus ideas vencidas por unas minorías cuyo afecto a la idea de España resulta a veces discutible. En consecuencia, reacciona con dureza. Vuelve a invocar la traición a los muertos. Algunos periódicos hablan de infamia y rendición. Todo está exagerado, como corresponde a materia tan sensible. El Partido Popular aplica el cristal de aumento, dada su oposición al diálogo. Los analistas críticos encuentran aquí el argumento definitivo para certificar la debilidad y la ingenuidad de ZP. Los socialistas, ante la resistencia de la derecha, aprovechan el clima para resaltar los perfiles de una fuerza política intransigente o contraria a que el socialismo se apunte algún éxito. Y los nacionalistas lucen la euforia de un Carod-Rovira que cree encontrar la justicia histórica: el triunfo del «espíritu de Perpiñán» que él selló con la dirección de ETA. Cuidado con las manipulaciones. Estamos ante la cuestión más delicada de los últimos tiempos. A mi juicio, sólo es lícito atenerse al texto de la resolución y a sus condiciones: «una clara voluntad para poner fin a la violencia y actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción». ¿Es esto tan hereje? ¿Es tan negativo para la fortaleza del Estado? ¿Se puede hablar de rendición? Creo honradamente que no. Estamos ante una acción de riesgo, pero no ante un suicidio. Creo que el PP no debiera tener inconvenientes en votar ese texto, y todavía confío en que lo hará. Pero los sentimientos heridos y los agravios acumulados suelen ser enemigos de la razón. Ese es el error Zapatero: no haber previsto ese desenlace; no haber contado con que sólo un líder le puede dar legitimidad en esta aventura: Mariano Rajoy.

tracking