Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HA LLEGADO un momento en el que nadie se fía de nadie. Ni siquiera de su sombra, por si la tiene mala. No es que nos hayamos vuelto más recelosos: es que nos sabemos más vulnerables. Hemos visto caer las más altas torres, que «desprecio al aire fueron», y arder los trenes donde viajaban los más puntuales trabajadores. ¿Cómo luchar contra el terrorismo organizado por muy bien que se organicen las fuerzas de seguridad? Los terroristas no visten uniforme y son más difíciles de detectar que los guardias. Esa circunstancia favorece mucho su tenebrosa tarea. España y otros seis países de la UE van a firmar en Alemania un convenio antiterrorista y sobre inmigración irregular, que atenderá por Schengen III. Se trata de compartir datos de sospechosos. Una tarea ímproba porque el número de sospechosos se aproxima mucho al de ciudadanos, exceptuados a los firmantes del convenio. Los hay que han alcanzado la neblinosa categoría de sospechosos porque jamás han infundido la menor sospecha. Los siete Estados intercambiarán información, pero desdichadamente sólo podrán hacerlo con aquella de la que dispongan. Algo hay que hacer. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados, que para eso siempre habrá tiempo cuando estemos muertos, pero es triste ver sospechosos por todas partes. «Quien habla siempre del enemigo, ese es mi enemigo», dijo un poeta. Incluso Aviación Civil obligará desde hoy a verificar la documentación de los viajeros. Hay cosas incluso más peligrosas que el zumo de naranja que se sirve a bordo en algunos trayectos.

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