Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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UNA DE las aspiraciones españolas es la de contar con unas clases pasivas juveniles. Queremos unos jubilados en buen uso, que en vez de jugar a la petanca jueguen al fútbol y eso sólo se consigue si se les facilita la retirada de sus trabajos y se les da la oportunidad de que disfruten de un mal ganado descanso antes de que lleguen a fatigarse. Ya nadie aspira a ganar la Medalla del Trabajo, que es como la moneda del sudor con la que, según la Biblia, hay que pagar el precio de la vida. Que vayan todas al pecho bamboleante de Fraga. Aunque camine como si estuviera pisando una colonia de cucarachas, nadie puede negarle que es la persona más trabajadora que ha dado este país en las ocho últimas décadas. Como nuestro señor don Quijote, él puede decir que podrán los encantadores quitarle la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo, eso es imposible. ¿Por qué no arrastra su ejemplo? Un alto número de compatriotas detesta esforzarse y está bastante desanimado. El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, propone un «plan de rejuvenecimiento» del funcionariado del Estado al que podrían acogerse unos 25.000 empleados, a condición de que tengan más de 58 años. Hombre, 58 años no es que sea la flor de la edad, pero no se han perdido aún todos los pétalos. «Madurez, divino tesoro», que decía don Eugenio d'Ors. El plan de sustituir a los que han llegado a dominar su oficio por jóvenes inexpertos parece que tiene algunas pegas. El ministro Solbes, como es vicepresidente económico del Gobierno, ha dicho que aún no hay nada decidido, que es una manera de decir que de lo dicho no hay nada. Habrá que esperar a tener los años precisos, como el coñac, como los vinos ciertos, como ciertos amores inconclusos. Habrá que esperar. Ojalá no coincida la hora del descanso laboral con la de tener, obligatoriamente, que descansar en paz.

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