Diario de León

DESDE LA CORTE

«¡Pobriños!», dirá don Amancio

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FERNANDO ONEGA
León

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SEGÚN la prensa económica, el patrimonio de Amancio Ortega alcanzó el pasado viernes la cifra -habrá que decir la cima- de 11.800 millones de euros. No es una cantidad grande ni pequeña: es mucho más que el fastuoso importe neto que Zapatero conquistó y se trajo de Bruselas para los próximos siete años, una vez descontados los diez mil millones previamente comprometidos. Visto así, aunque las comparaciones siempre son odiosas, el Estado español y los europeos son una menudencia al lado de un gran empresario. Los fondos y subvenciones de esos estados pueden ayudar a la recuperación de un país, como ayudaron a la recuperación española. Pero Amancio Ortega, con razón, puede reirse de las polémicas que nos traemos políticos y periodistas sobre el presupuesto de la Unión y la cantidad asignada a España. ¡Pobriños!, exclamará, mientras observa cómo contamos miserias y nos dividimos entre quienes jalean a Zapatero y quienes coinciden con Rajoy en que nos convertimos en los nuevos «paganos». Tendrá también razón don Amancio al llamarnos «pobriños», no sólo por las cantidades de que se habla, sino por el fondo de las discusiones. Este país volvió a asistir asombrado al espectáculo de los juicios y valoraciones políticas que siguen a los hechos. No es que discrepen los líderes, que seguramente están en su obligación, aunque alguna vez habrá que preguntarles qué sentido de la ética tiene el discurso de autobombo o grave censura de «mister no». Es que también los medios informativos se han dividido en dos: los que entienden que Zapatero consiguió lo que se proponía, y los que encontraron en Bruselas el último episodio de sus desastres de gobernante. El ciudadano español tiene que estar más desorientado que un cura antiguo ante un Papa con tricornio. Quiero decir con esto, comparaciones incluídas, que el saldo neto que nos quedará una vez ajustadas las cuentas de Bruselas será una miseria. La cantidad liquidable dentro de tres años y siguientes será menos de lo que gana Amancio Ortega en una jornada feliz de Bolsa. ¿Se puede llamar «éxito» a esto? Hombre, si pensamos que peor sería pasar a ser contribuyentes netos, no está mal. El propio Aznar soñaba con el día en que seríamos ricos por tener tal nivel de renta que yo no tendríamos que recibir ni un euro de los fondos comunitarios. Ese día ha llegado. Pero el presidente del gobierno -a quien habrá que escuchar mañana en el Congreso- se ha pasado de entusiasmo. No ha sido tan desastroso como dicen Rajoy, Mayor Oreja y, en consecuencia, todo el Partido Popular en bloque. Pero la lengua española tiene una frase que retrata mucho mejor la gestión de Bruselas: «salvar los muebles». Se han salvado los muebles. Y gracias.

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