Doloroso pero inevitable

LOS presupuestos de Ibarretxe, están siendo la última munición para la escaramuza nacional. Parece como si el líder socialista Patxi López hubiera cometido un delito de lesa patria al darles su apoyo. A juicio del Partido Popular, es moralmente impresentable respaldar un presupuesto que contiene una partida de ayudas a familias de presos etarras. Para quienes nos corresponde analizar este hecho, créanme que es un auténtico problema que mezcla lo ético, lo político y los sentimientos. El primer impulso es decir: tienen ustedes razón, señores del PP. No se debe ceder ante quien asesinó. ¿Cómo se puede, por ejemplo, destinar un solo euro público a ese criminal que secuestró, torturó y mató a sangre fría a Miguel Angel Blanco, y antes disparó a la cabeza de Gregorio Ordóñez y de Fernando Múgica? No; por mucha compasión que merezca cualquier delincuente, no puede haber dinero público que beneficie a un asesino de esa calaña. En consecuencia, es repelente que un partido político democrático preste su voto para que eso sea posible. Ese es el punto de vista que suscribimos la mayoría. Pero el lehendakari dirige el gobierno de todos los vascos. También de las madres que tienen a su hijo preso a cientos de kilómetros. Para el asesino, la cárcel; pero ¿debe pagar también esa madre la lejanía? Esta reflexión, sensiblera, pero eficaz en el alma vasca, está detrás de las ayudas. Y, si hay una cantidad notable de ciudadanos que piensan así, ¿debe calificarse a Ibarretxe como cómplice de ETA por meter tales auxilios en los Presupuestos? Yo nunca daría un euro para esas excursiones, pero no soy vasco, ni tengo su sensi bilidad. Ante eso, los socialistas adoptaron una solución salomónica: votan con el PP contra esa partida, pero respaldan el conjunto. ¿Cobardía política? ¿Traición a las víctimas, como insinúa el PP? Estas preguntas son insufici entes. Habría que hacerlas de otra forma: si el PSE hubiera votado «no» al Presupuesto, ¿habría desaparecido esa partida? No, señores: o el PNV hubiera pactado con el PCTV, o habría prorrogado las cuentas del año pasado. Con cualquiera de las soluciones, seguiría habiendo esas ayudas. Por tanto, concluyo: es dolorosa esa financiación, pero inevitable. Si es inevitable, búsquese el beneficio posible. Y el único beneficio posible es que, teniendo que soportar el bochorno de esas ayudas, Madrid y Vitoria se entiendan en la gran política. Y eso sólo se consigue como lo hizo Patxi López: votando en contra de la partida, pero evitando que el presupuesto tenga que ser pactado precisamente con quienes actúan como representantes de ETA. El hecho de que el lehendakari prefiera entenderse con los socialistas, ya me parece un dato a favor.