Que nos ampare a todos

EL MINISTERIO de Defensa ha enviado un escrito a la Fiscalía del Estado en el que insta posibles acciones contra el periódico catalán 'Avui', convertido en el mayor insultador del reino que se esfuerza en deshacer. Alguien, al que sólo su mamarrachada ha convertido en fugazmente célebre, escribió un artículo titulado Manual del perfecto golpista en el que se injuria, de un modo tan grave como tosco, al Ejército. El Jemad, tras recibir las protestas de altos mandos, ha pedido amparo a su ministro, José Bono. Se equivoca de destinatario. En este momento de la vida española hay que recurrir a más altas instancias y pedir que sea Dios el que nos ampare. Seamos creyentes o no, lo que hay que hacer es poner el grito en el cielo. «Deberíamos estar ciegos para no darnos cuenta de que hay algo en España que no funciona», acaba de decir Jordi Puyol, antes Jorge Pujol, con su lucidez habitual. Qué lástima que cuando nace en la península alguien con verdadera capacidad política no la ponga al servicio de todos. España y el Real Madrid serían distintos si el ex presidente de la Generalitat y Ronaldiño jugaran en el equipo nacional. En las chirriantes relaciones con los diferentes grupos se ha abierto la veda del insulto. Abundan los dicterios y los improperios en la misma medida que escasean las razones. Nunca figurará en la Historia Universal de la Infamia el pobre diablo que le ha nombrado la madre a los militares en su panfleto de Avui . Eso está al alcance de todas las fortunas mentales. No exige la menor sutileza, sino la mayor desvergüenza. Cualquier «resfriado ingenio», que dijo Cervantes de aquel impostor, puede permitirse una ofensa de ese calibre. Otra cosa es que la permitan quienes tienen el deber de reprimirlas. Se está poniendo muy incómoda la vida española. Asistimos a una bronca diaria, el barco se tambalea y mucha gente tiene la impresión de que el timonel es un panoli.