El mayor pagano

HAY QUIEN lo ha llegado a comparar con la esencia del sentir berciano. Eso, antes de que pisara las trincheras de la política y fuese alcalde del PP. Vamos, antes de que se contaminara ideológicamente. El empresario, hostelero, viticultor, bodeguero y muchas más cosas, José Luis Prada -para todos Prada a Tope-, es siempre singular. Y esta vez ha sorprendido a todos pagando las multas de los cientos de personas que acudieron a su establecimiento del Palacio de Canedo y que aparcaron mal el coche en su último y sonado evento. ¿Se imaginan que cunda el ejemplo, que voy a cenar a un restaurante, dejo mi cinco plazas sobre la acera y cuando regreso le paso la receta de la policía o de la Guardia Civil al del restaurante? Esas sin son ideas que cambian una sociedad, querido Prada. Marcando tendencia y dando espectáculo. Y todo pese a que el alcalde de Arganza monte -lógicamente- en cólera al pedirle que sea el Ayuntamiento el que solucione los problemas de aparcamiento de un pueblo concurrido por un negocio hostelero. En la estampa social anterior deberían fijarse los mandatarios del PP y del PSOE. Es decir, los servidores públicos. Que a veces se les olvida, oigan. En las últimas semanas apena y da sonrojo contemplar a unos y a otros hablar del esperado, ansiado y necesario proyecto de vía rápida entre Ponferrada y Oviedo por La Espina. Ya ni me refiero a la prolongación Bierzo-Portugal. No hemos construido el enlace de autovía por Valdeorras hasta Orense, y ya vendemos la apertura del vial recto hacia las tierras de Sanabria o Brangança por La Cabrera. Así me gusta, políticos utópicos y con planes de futuro. Lo que me sonroja, como digo, es que cuando hay que hablar de los dineros, -quien paga la fiesta-, unos y otros dicen que esa ronda corre por cuenta del vecino. El PP cree que es cosa del Gobierno central. Y éste que de la Junta. Y al final, no se dan cuenta que somos usted y yo, y también ellos, los paganos de todo. Por eso, la postura de Prada a Tope al sufragar las multas de los demás le honra, aunque tenga el matiz de defender un local privado. Aquí, en lo de la autovía, vía rápida o llámese como quieran los técnicos, entre Ponferrada y Oviedo, lo que hace falta es ser claro y actuar. Aún falta el día por nacer en el que escuche a un político hablar claro. Puede que sea porque estoy a la espera de que nazca una semana de tres jueves. Todos tienen miedo. Andan como un enclenque aterido de frío cuando se trata de resolver algo importante, como es esta infraestructura que vertebraría centro, norte y sur. No he escuchado a ningún mandatario (con posibilidades de hacer las cosas) decir: «Esta ronda la pago yo». Bueno, aunque sea con el dinero de todos. No, los de la Junta dicen que los de ZP tienen mucha cara por endosarles un proyecto nacional. Y los que mandan en Madrid, pues eso, que los del rostro son los de Valladolid, unos insolidarios que sólo saben salir en la foto sin la adicionalidad de los fondos de su comunidad. Me da igual, porque al final, el dinero sale del mismo bolsillo. Aunque, bueno, con los aires políticos que circulan por las autonomías españolas ya no se sabe muy bien quien es el mayor pagano.