Diario de León
Publicado por
Miguel Ángel González González
León

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El pasado 16 de mayo se publicaba en esta sección un artículo con título Fundamentos de la autonomía territorial de El Bierzo firmado por Xavier Lago Mestre. Vaya por delante que coincido con él en lo esencial, es decir, en la reivindicación de mayor autonomía para la comarca del Bierzo, de su equiparación o conversión en provincia. Una de las lacras que ha padecido y padece España es la excesiva centralización, su castellanitis, la obsesión en homogeneizarlo todo como si por reconocer su diversidad se fuera a resquebrajar todo. Una comarca con tan importante peso demográfico y económico no puede estar a 100 kilómetros de las delegaciones territoriales de los ministerios o tan lejos de la excesivamente centralizada administración autonómica. Lo que no comparto es la argumentación utilizada que observo, asombrado y atónito, también es empleada en la Ley 1/1991 de 14 de marzo por la cual se crea y regula el Consejo Comarcal del Bierzo. Entiendo que una falta de rigor en estos argumentos pueden restar credibilidad a una demanda legítima. Dice Xavier Lago que «el Bierzo posee una singularidad territorial clara respecto al resto de comarcas que forman la Comunidad Autónoma». Sí, todas las comarcas son singulares: tienen un nombre, una evolución histórica y están caracterizadas geográficamente. Unas más que otras, es cierto, pero no se puede plantear que el Bierzo sea la única comarca ni de la región leonesa ni de la comunidad autónoma de Castilla y León. Pondré dos ejemplos obvios: Tierra de Campos y las Merindades. La personalidad geográfica e histórica de Tierra de Campos es antiquísima y contó con instituciones propias como el Real Adelantamiento de Campos, escisión del anterior Real Adelantamiento de Castilla. Campos, que durante toda la Edad Media ni fue León ni fue Castilla, hoy se ha convertido en paradigma de lo castellano o castellano-leonés arrastrándonos a leoneses y a castellanos en su concepción regional. Por otra parte, las Merindades son un conjunto de valles del Norte de Burgos que tampoco participa de la cuenca hidrográfica del Duero, sino de la del Ebro. Aquí, y no en Valladolid, nació Castilla. Podríamos ahora enumerar ahora todas las comarcas leonesas: Sanabria, Carballeda, Maragatería, Las Arribes del Duero, Laciana,¿ Todas tienen su personalidad histórica y geográfica; todas son singulares. Unas participan de la meseta, otras de la montaña¿ La cuestión clave no está en la «singularidad», está en su peso demográfico y económico y no es normal que una tan importante como el Bierzo, con una quinta parte del territorio de la actual provincia y una tercera parte de su población, esté tan lejos de las administraciones. Desde el punto de vista histórico quiero hacer unos matices. El Reino de León medieval fue una unidad geopolítica con sede regia en la ciudad del León en el cual se distinguían y fueron definiendo los siguientes territorios principales: Galicia, Asturias, León, Extremadura, Campos y Castilla, existiendo también otras unidades menores como el Bierzo, Liébana, Trasmiera,¿ Es decir, en el siglo XII, el Bierzo era una comarca de un territorio adjetivado como leonés diferenciado de Galicia, Asturias, Extremadura, Campos y Castilla. A partir de un siglo después la Corona de Castilla se dividía en cuatro circunscripciones principales: León, Galicia, Castilla, Toledo y Andalucía, existían los Adelantamientos de Galicia, León, Asturias, Castilla y Andalucía, y se reconocía integrada por los reinos de Galicia, León, Castilla, Toledo, Sevilla, Córdoba, Jaén y Murcia. La pervivencia de estos reinos como unidades territoriales no era nostalgia, sino que constituían unidades territoriales, fiscales, administrativas, que en muchos casos conservaron instituciones, estructuras socioeconómicas y símbolos propios. Por ejemplo, en 1575 el rey Felipe realiza un censo y ordena a cada pueblo que indique a que reino pertenece: Castilla, León, Galicia, Toledo, Granada, Murcia, Aragón, Valencia, Cataluña o Navarra. Los pueblos del Bierzo formaron parte del Reino de León hasta el siglo XIX, como así se observa en los protocolos notariales conservados en el Archivo Provincial: «los vecinos de la villa ¿ en la provincia del Bierzo, Reino de León y obispado de Astorga». Por lo tanto, y de acuerdo a lo hasta ahora expuesto, no se puede decir que el Bierzo haya tenido reconocimiento institucional en el Reino de León, después en la Corona de Castilla y finalmente en el Estado Español ya que tal afirmación oculta que el Bierzo era parte de un territorio propiamente leonés en el Reino de León, formaba parte del Reino de León en la Corona de Castilla, siguió formando parte del Reino de León hasta el siglo XIX, y hasta finales del XX fue una comarca de la región leonesa. Existían las tenencias del Bierzo, Astorga, Sarria, Ancares, Babia, Cabrera, Boñar, Burón, Cepeda, Laciana, Tineo, etcétera pero esto no supone reconocimiento institucional peculiar. Son concesiones del rey de carácter temporal a sus nobles. Otra cuestión muy distinta, es la división provincial que si puede utilizarse como base histórica para demandar un espacio administrativo provincial propio para el Bierzo. Pero esta cuestión está muy mitificada y necesita precisión. No se puede ir por la vida pensando que según la división provincial de 1833 la provincia de León engulló a la de Villafranca, lo cual trae consigo cierto resentimiento hacia la provincia actual y muy especialmente a su capital. El Bierzo ya formaba parte de la provincia de León desde 1591. Pero empecemos por el principio¿ Según el reparto de contribución de 1491, León y Ponferrada son dos territorios con administración autónoma distintos. Según el reparto provincial de 1591 la de León (con representación en Cortes) consta de tres «provincias» o partidos: León, Ponferrada y Oviedo. A finales del XVIII se desgaja la provincia de Oviedo y en 1822 la correspondiente a Ponferrada denominada de Villafranca. En 1833 se vuelven a unir pero ya no se consideran dos espacios administrativos distintos y aquí surge el problema. Obsérvese que este partido de Ponferrada no es el Bierzo, sino el conjunto de las comarcas del Bierzo, Cabrera y Laciana. Decir que estas dos comarcas son bercianas porque existió este partido o esta provincia es incorrecto. Sin embargo destacar la circunstancia histórica de que durante más de cuatrocientos años el Bierzo contó con un espacio administrativo propio y distinto al de la ciudad de León puede constituir un fundamento histórico correcto para la reivindicación que plantea Xavier. Lo que no se puede decir, y mucho menos plasmar en una ley es que «El Bierzo, pues, aún dependiendo del antiguo reino de León o del castellano-leonés, según las vicisitudes, El Bierzo conservó durante decenios el carácter de territorio autónomo al frente del cual un poder señorial tenía la encomienda real de su administración». Ni existió jamás el «reino castellano-leonés» (ni siquiera Julio Valdeón lo defiende) ni se puede decir que el Bierzo fuera históricamente un territorio autónomo. El poder señorial siempre dependía del rey que era el que daba y quitaba concesiones. Además el 50% territorio del Bierzo era de realengo y no podemos olvidar el señorial eclesiástico (Montes, Peñalba, ...). Sostener que el Bierzo fue autónomo porque un Conde de Lemos que poseía la villa de Ponferrada se enfrentó a los Reyes Católicos es una sandez que no puede constar en una ley. Finalizo reiterando que comparto la reivindicación planteada por Xavier, que por coherencia debe pasar por el reconocimiento del carácter birregional de la comunidad autónoma ya que en caso contrario, y de prosperar esta iniciativa, el Bierzo se convertiría en una provincia castellana. Esto a no ser que el planteamiento sea distinto, que se pretenda distinguir el Bierzo del resto de la comunidad con lo cual tendríamos que cambiar la denominación de la comunidad de «Castilla y León» a «Castilla y El Bierzo».

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