Diario de León
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Qué ol vidadi za e ingrata es la política. O cuando menos los políticos en activo, y la ciudadanía en general, para con los políticos en pasivo y más o menos supervivientes. Estoy pensando en el que en su día destacado socialista Manuel Alonso, durante algún tiempo diputado y concejal en el área deportiva, que nos dejó en medio del más absoluto silencio por parte de la familia socialista. Y de los medios de difusión, puesto que yo sepa tan sólo mereció una reseña y un recuerdo, muy emotivo por cierto, en este periódico, D.L. en la sección de Lucha Leonesa. Yo no le conocí en esta faceta deportiva. Le conocí, le traté y le admiré en otras y pueden estar seguros de que lo hacía con la misma entrega y entusiasmo. Y sin partidismos ni mirando para la galería en busca de honores, algo tan frecuente en los políticos al uso. Pero es que eso era precisamente lo que le distinguía a Manolo Alonso: que no era un político al uso. Daba el callo y la cara de frente, sin politiquerías. Y encima sabía «la tira de deportes», así como de la vida y de esto tan escaso como el sentido común. Lo recuerdo sobre todo poniendo en marcha la Vuelta a León de ciclismo. Y empujándola y superando obstáculos y sacándola adelante contra viento y marea. Él fue el que puso las bases de lo que es actualmente y más lejos que la hubiera llevado de no ser por los envidiosos que no asimilaban sus logros. Predicaba con el ejemplo y la honradez (estaba fuera de toda duda su capacidad tanto de trabajo como de preparación). ¿Qué más se puede pedir a un socialista? ¿Y a un ciudadano? Pues yo como votante socialista y como ciudadano de León, me siento defraudado y hasta avergonzado del silencio que rodeó su desaparición. La desaparición de un socialista que tanto aportó al partido. Tan válido, tan entregado a los demás y tan bondadoso como el estupendo de Manuel Alonso. J . Javier Rodríguez Ferreras (Villaobispo-León). Parece que fue ayer cuando por primera vez me asomaba a esta sección para dar las gracias a todo León, y ya son seis años los que la Familia Vicenciana de esta ciudad, ha de agradecer la buena acogida que tiene su Rastrillo Misionero; dentro de la campaña llamada «Globalización de la Caridad: lucha contra el hambre». Del día 12 al 18 de mayo se celebró, por tercer año consecutivo en la Sala Torreblanca del Nuevo Recreo Industrial, cedida gratuitamente por esta entidad, la actividad antes mencionada, cuya recaudación tenía como destino un proyecto de desayunos para niños y otro de alfabetización de mujeres en Haití. A ella acudieron numerosos visitantes que, no sólo realizaron su aportación económica comprando las labores que allí se vendían, sino que descubrieron otras realidades existentes a través de un dossier con fotos de los lugares donde se desarrollan los programas de intervención; conocieron a personas que aquí mismo dedican parte de su tiempo para los demás siendo voluntarias; se interesaron por saber cómo colaborar y nos animaron a continuar con esta labor. Detrás de esta semana de sensibilización está el trabajo callado de muchas personas voluntarias que durante todo el año dedican tiempo a realizar esas labores, aportan nuevas ideas y materiales para realizar o para ambientar el local en el que realizamos el Rastrillo, prestan sus accesorios de trabajo, animan a otras personas a que también ellas colaboren... Sólo nos queda dar las gracias en nombre de aquellos que se benefician de nuestra pequeña ayuda y hacer un llamamiento para que esta llama que se ha encendido no se apague por falta de mecha. Ahora le pasamos el testigo a Sahagún seguros de que no se dejarán ganar en generosidad. María Fernanda García (Familia Vicenciana de León). Paco (En la edición digital diariodeleon.es).

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