Diario de León
Publicado por
PACO SÁNCHEZ
León

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UN VIEJO y querido profesor escuchaba paciente el chiste, también viejo ahora, sobre las supuestas semejanzas entre los ordenadores y las mujeres. Era una broma machista, que se podría contar perfectamente al revés, salvo quizá en uno de sus puntos, el que dice que se parecen «porque cualquier pequeño error que usted cometa queda registrado en el disco duro para futura referencia». El profesor se rió mucho y recordó lo que le había dicho tiempo atrás un amigo suyo mexicano: que su mujer, cuando se enfadaba con él, no se ponía histérica sino histórica. Ahora, me temo, nos ocurre lo contrario. Con esto de revolver en la memoria del país, no nos ponemos históricos, sino histéricos. Y claro, el histerismo no hace ciencia ni ayuda a la paz social ni nada de nada. Dicen que se trata de resarcir a los perdedores, puesto que los ganadores ya tuvieron cuarenta años de disfrute. Planteado así, aunque el argumento provenga de los mas moderados o de los menos radicales, significa pura y simplemente venganza. Quienes padecimos en el colegio nacional la retórica maniquea del franquismo y la repetíamos en casa provocábamos la sonrisa burlona de nuestros padres: una especie de «sí, hombre, sí» silencioso que bastaba para advertirte de que la realidad de las cosas era mas compleja que en los relatos del profesor de Formación del Espíritu Nacional. A los que hemos padecido eso, las operaciones actuales de maquillaje político de la historia nos producen el mismo aburrimiento, la misma desgana que provocaban aquellos profesores de FEN. Pero además hacen daño. Dejemos que la historia la hagan los historiadores desde la universidad y no los políticos desde el partido y las luchas de poder. Esa es la diferencia entre Historia e histeria.

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