Diario de León

CUARTO CRECIENTE

Al Sadr, ciega ambición

Publicado por
YASHMINA SHAWKI
León

Creado:

Actualizado:

LA corta primavera badgadí, antes perfumada de azahar, jazmín y rosas, desde hace cuatro años sólo huele a muerte, sangre y miedo. El precario gobierno de coalición de Nuri al Maliki encara el inicio del insufrible estío con el inesperado anuncio de Nassar Rubaie, el portavoz del bloque de Al Sadr, de que sus seis ministros abandonarán el ejecutivo. Si bien, el gobierno iraquí tiene 38 carteras ministeriales, excesivas para ser operativas pero necesarias para satisfacer el difícil equilibrio de partidos, las seis del bloque de Al Sadr son vitales para que al Maliki siga siendo Primer Ministro. Este chíita, doctor en lengua árabe, accedió al poder como una persona de consenso tras muchas semanas de indeterminación pero, su carácter conciliador que algunos califican de débil, la incapacidad norteamericana para garantizar la seguridad y el caos absoluto que vive el país, paradójicamente, en parte gracias a Al Sadr, han convertido su mandato desde el pasado 20 de mayo en un infierno. Muqtada al Sadr es el cuarto hijo del difunto líder religioso Ayatollah Mohammed Sadeq al Sadr, asesinado junto a dos de sus hijos en 1999 por orden de Sadam Huseín, y yerno del gran Ayatollah Mohammed Baqir al Sadr también asesinado en 1980. Sin la formación religiosa necesaria para ser merecedor de algún título además del apellido Al Sadr y sin la experiencia necesaria que da la edad, en 2003 se encontró al mando de una amplia red de seguidores agradecidos por la amplia red de organizaciones caritativas chíitas promovidas por su familia. Su imprecisa ideología, su discurso exaltado y sin gran fundamento doctrinal, la pátina de nacionalismo iraquí y su decidida defensa del chiísmo le ha granjeado el apoyo de decenas de miles de chiítas exaltados y sin recursos que ven en él el trampolín para acceder al poder vetado durante siglos de dominación sunní. Sabe que, en tanto los norteamericanos permanezcan en Irak no podrá imponerse de forma definitiva con sus milicias, de ahí esta maniobra contra el gobierno. Maniobra que dada su inconsistencia ideológica tanto puede quedarse en un gesto, como hundir al ejecutivo.

tracking