Diario de León

EN EL FILO

Conthe y el susto del ladrillo

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL SUSTO del ladrillo en la bolsa redujo ayer en la comisión de Economía del Congreso el protagonismo de Manuel Conthe, que se había empecinado en condicionar su dimisión como presidente de la CNMV a que escuchase sus razones el Parlamento español. Y como el órgano regulador del mercado de valores no podía vivir sometido a ese condicionamiento o a ser en cierto modo rehén de un capricho de su presidente, el Congreso cedió, aceptando que Conthe leyese en sede parlamentaria la memoria anual del organismo que presidía, tarea en la que invirtió menos de un cuarto de hora. El resto del tiempo, desde las nueve y seis minutos hasta pasado el mediodía, lo ocuparon las objeciones de Conthe contra varios miembros de la CNMV y algunas denuncias de presión supuestamente ejercidas por la Oficina Económica de La Moncloa, dirigida hasta hace unas semanas por Miguel Sebastián, el ahora candidato socialista a alcalde de Madrid. Y no faltó el interrogatorio de los diputados, que instaban al compareciente a precisar/aclarar todo lo relativo a las presiones sugeridas. Conthe es hombre de acreditada inteligencia y su renuncia a disimularla le ha proporcionado algunos disgustos. Se le ha tachado a veces de soberbio por sostener sus tesis contra argumentos poderosos, y en su discursillo de ayer aseguró que su insistencia en ser oído por la comisión de parlamentaria de Economía, ante la que inicialmente deseaba presentar su dimisión, por distanciar aún más su independencia personal del Gobierno que lo nombró, no fue «un arrebato de soberbia». No fue un arrebato de soberbia sino soberbia en su normal funcionamiento. Ya hace algunos años, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, actual gobernador del Banco de España, dijo una de sus célebres frases: «Ningún hombre debe creerse un 30% más inteligente que otro, ni siquiera Manolo Conthe». Pero Conthe ha llevado su tozudez hasta el punto de dañar gravemente a la Comisión del Mercado de Valores, pues no sólo culpó a la mayoría del consejo de ese organismo de no haber impuesto sanciones a Enel y Acciona por su opa a destiempo sobre Endesa, que habría dañado la legítima posición de E.ON, sino que pidió la dimisión del vicepresidente Carlos Arenillas, por ser el marido de Mercedes Cabrera, ministra de Educación, y amigo tanto del antes citado Miguel Sebastián como de su sucesor en la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno, David Taguas. Y aún más, propuso que dejaran de ser miembros de la CNMV el subgobernador del Banco de España y la directora general del Tesoro, o que, al menos, se ausentasen del consejo de la Comisión cuando se tratasen asuntos que pudieran afectar a la relación entre el Gobierno y el órgano regulador del mercado. Conthe no ha revelado nada que no se conociera, pues en cuestiones de intervencionismo gubernamental sólo hay secretos a voces, por lo que el baño de gloria informativa en el que ayer se sumergió el ex presidente de la CNMV parece responder al ejercicio de una soberbia lícita que ha desviado, sin embargo, hacia un pulso al Gobierno lo que debió reducirse a una dimisión normal y a la convocatoria de una rueda de prensa.

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