Diario de León

DESDE LA CORTE

Una proposición muy decente

Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

Creado:

Actualizado:

NI MARIANO Rajoy ni Alberto Núñez Feijóo se acaban de caer de un guindo. Tampoco son unos ilusos que sueñan con imposibles, ni unos visionarios que piensan inventar la democracia. Son unos señores muy serios, de criterio muy solvente, y que sufren una desgracia: tal como está el mapa político, su partido está condenado a penar en la oposición en municipios y autonomías si no gana por mayoría absoluta. El PP ha tenido el mérito histórico de aglutinar a toda la derecha, pero la aglutinó tanto, que no ha dejado un triste partido pequeño con quien poder pactar. Y ahora pasa lo que pasa: que, teniendo el 47 por ciento de los votos en Baleares, se alían los «pitufos» y lo echan del poder. Si no ha pasado en Navarra, ha sido por el miedo escénico de los socialistas a entenderse con ese producto nacional-vasquista que se llama Nafárroa Bai. Ante esta condena, lo más natural del mundo es que propongan una reforma electoral que establezca unas reglas mínimas de juego: 30 por ciento para poder gobernar y 40 por ciento para que sea inevitable que se gobierne. ¿Va a prosperar? Ni de coña, dicho sea con perdón. Ni aunque Rajoy saque la mayoría absoluta en las urnas de marzo. El PSOE no aceptará nunca nada parecido, porque el sistema actual es el que le permite, por ejemplo, estar en el gobierno municipal de las ciudades gallegas. Los minoritarios, mucho menos, porque aquí hasta los partidos que caben en un taxi sueñan con presidir algún gobierno por esa segunda vuelta de las elecciones que se celebra en los mercados; perdón, en los despachos. Todo eso lo saben Rajoy y Núñez Feijóo, ¿cómo no lo van a saber? ¿Qué tratan de demostrar, por tanto, con su iniciativa de reforma? Pues yo creo que buscan, como siempre, un máximo de aspiraciones que los técnicos rebajarán después. Y si, pese a tal rebaja, sigue habiendo rechazo a su iniciativa, habrán creado un gran debate nacional. Porque el socialista López Garrido y otros dirán lo que quieran; pero es cierto que los últimos 50 días han sido de escándalo en el mercadeo de apoyos para construir mayorías que son democráticas, pero también increíbles. Es cierto que el sistema actual permite que cualquier ambicioso con pasta constituya un partido, saque un concejal y se convierta en árbitro de un municipio. Y es indudable que tales posibilidades condenan a este país a que cualquier partido de taxi sea un partido de gobierno, o a lo que dice Feijóo: que el ciudadano pierde sentido del valor y la utilidad de su voto. Por todo ello, mi conclusión es: con que el PP consiga remover las conciencias con esta idea, ya habrá conseguido algo. Siempre que no olvide, claro, que el otro problema está en sus filas: no tiene con quién pactar.

tracking