Diario de León
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Qué bien les ha venido... ... a algunas personas jóvenes, por supuesto. Lo digo en plural porque para el singular se necesita mucho esfuerzo para hacer lo que van a leer: una explanada cubierta de frondosos árboles próximos al centenario y preparada por orden del alcalde señor Amilivia, dotada en principio con mesas enlazadas a sus asientos para una capacidad de diez personas que, en los meses veraniegos se nutren de gentes a leer principalmente y por la tarde, grupos de señoras, a jugar la partida. Ha sido una buena idea del alcalde que, según dichos, «¡todo lo ha hecho bien!» Pero, a veces, para jovencitas con aires universitarios; sentadas sobre la mesa y descansando sus pies sobre el asiento sin importarles quizás que puedan ser sus padres los que con sus ropas se encarguen de limpiar los desperdicios de sus calzados, puedan decir: «Qué comodidad». El garabatear pintadas o esculpir nombres alusivos a incipientes noviazgos, no tiene importancia a quien no se menciona. Lo llamativo como caso único es el contemplado dos días después de la festividad de la fiesta de La Virgen del Camino que, sin a primera vista dudaba en tomar como real lo contemplado: una mesa, simulando un parto, yacía con sus atornillados asientos descargando todo su peso sobre la planicie de la mesa. «Ves niña para qué querían algunos jóvenes la democracia». «Era sabido hija. Se han creído que ahora se puede hacer lo que a uno le dé la gana y... ahí lo ves. Y no les llames la atención. Estoy seguro que más de dos ojos lo contemplaron y a ningún hombre se le ocurrió levantar la voz». Un señor se acerca y dice: «Lo que me duele es oírles decir que saben más que nosotros. Sí, no dudarlo; pero nosotros con el catecismo, la pizarra, la enciclopedia, cedíamos el paso a los mayores o en las aceras, el asiento a las personas mayores tuviesen o no impedimento para continuar de pie y, desde luego: ni en Monarquía, República Segunda faltábamos al respeto a nadie, ni siquiera a los árboles, que adornan la naturaleza». No sé qué será de España pero, por ser de otra época: tengo derecho a opinar sobre lo bien hecho y lo que no. Paco Valencia (San Andrés del Rabanedo). Villaquilambre y el leonesismo casposo El leonesismo más casposo y recurrente abre nueva sucursal en Villaquilambre. Ese alcalde, tocado de bastón de mando, cintarrajos y mal gusto con los que acude a todos los eventos, ora y embiste echando miradas cargadas de amenazas a las feligresas que no renuncian por él al primer banco, da un poco de grimilla y recuerda los tiempos en los que las «fuerzas vivas» ejercían su poder en todos los ámbitos. Y Villaquilambre, el pueblo más heterogéneo culturalmente de León, con emigrantes de dentro y de fuera de España, vive una jornada llena de actos novedosos, desfilando los pendones en romería, grupos regionales, bailes tradicionales, indumentarias leonesas y jornadas sobre lengua leonesa. En fin, que van a quitar las señales de stop por extranjerizantes y poner otras en leonés («soo»). Señor Bayón, no debería confundir el amor por la tierra con el amor al terreno. El amor por Villaquilambre sólo se sustancia en proyectos, ideas generosas, preocupación por lo cotidiano. Como adalid del leonesismo excluyente y rancio da una idea muy pobre del futuro que le espera al municipio. M. Durruti Cubría (Villaquilambre). M. López (León; edición digital).

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