El patrimonio de la Iglesia

IZQUIERDA UNIDA, por boca de Eloina Terrón, criticaba ayer al obispado de Astorga por recibir subvenciones para la conservación y restauración de sus templos, argumentando, con demagogia trasnochada, por invertir bienes propios en Gescartera, algo que, por lo que parece, debe de ser un delito o un pecado. La Iglesia, por el contrario, no critica las deudas de IU, sus inversiones, ni tan siquiera lo inane de una organización sin militancia, votos o influencia social alguna. También podría hacerlo, y probablemente con mayor conocimiento y mejores argumentos. Pero los restos del naufragio comunista siguen sermoneándonos con su discurso vacío de ideas, en el que parece que su anticlericalismo antediluviano es lo único que les queda de su anterior retórica revolucionaria. Sólo Julio Anguita, a tenor de una reciente entrevista, parece tener aún un poco de sentido común e histórico. ¿Por qué razón la Iglesia no puede administrar sus recursos con eficiencia? ¿Acaso la inversión en bolsa, en bonos del Estado, deuda pública u otras ofertas bien conocidas de sociedades de cartera son ilegales? ¿Qué hacen el resto de las sociedades, asociaciones e individuos, de derechas o izquierdas, sino invertir para acrecentar sus ahorros? La Iglesia administra sus ahorros para contribuir a una labor social que, no por desconocida para IU, deja de ser muy importante para la sociedad. Como se sabe, la Iglesia, además de la enseñanza, regenta hospitales, residencias de ancianos, hogares de transeúntes y centros de acogida a mujeres maltratadas y drogadictos. Sus oenegés, como Cáritas o Manos Unidas, por poner dos entre otras muchas bien conocidas, realizan una labor muy encomiable en España y fuera por medio de más de veinte mil misisoneros/as. Labor que no cuestiona nadie, al contrario de lo que ocurre con otras que, lo hemos visto estos días, trafican con niños o reciben ayudas públicas con cuento y sin control. El patrimonio de la Iglesia es muy grande, herencia de siglos de fervor religioso, y desde el punto de vista material, a veces una pesada carga. Aunque algunos lo olvidan, la mayor parte de dicho patrimonio se sostiene con las ayudas de los fieles católicos, aunque del mismo se beneficia toda la sociedad. Hay ayudas públicas pero eso solo es una parte insignificante del dinero que los fieles y las diócesis contribuyen para el arreglo de los templos o la restauración de imágenes y cuadros. Todos se benefician de ese patrimonio, por ejemplo estos meses Ponferrada con Las Edades del Hombre , como es público y notorio. Con buen criterio, atendiendo a las llamadas municipales, sus organizadores han prolongado hasta después del puente de la Inmaculada una exposición que habrá traído a Ponferrada más de 300.000 personas, y cuyos visitantes superarán los 400.000. El patrimonio de la Iglesia es, por tanto, una fuente de riqueza para muchos hosteleros y comerciantes, por no hablar de otros aspectos culturales e históricos del mismo. Resulta paradójico que los que critican las ayudas públicas a la Iglesia, luego no dejan títere con cabeza cuando ésta toma decisiones sobre sus bienes que, según ellos, ya no son privados sino públicos. Lo hemos visto estos días con un denominado Foro Cultural por la Provincia del Bierzo -¡qué ínfulas!-, que nunca ha hecho nada ni por la cultura del Bierzo ni por su patrimonio -al menos que se conozca-, pero critica al párroco de Cacabelos por retirar la imagen de la Virgen de la Edrada del óculo de una torre construida en 1904 por motivos de seguridad, y colocarla en el interior de la iglesia (creo además que se pondrá una réplica en el óculo). Si la imagen hubiera sido robada, como ha ocurrido con las de otras iglesias del Bierzo, hubieran puesto el grito en el cielo, como han hecho en otras ocasiones; si el cura la retira para protegerla lo critican ¿De quién es el patrimonio de la Iglesia? De la Iglesia, del obispo y de los fieles, y ambos tienen el derecho y el deber de protegerlo, también de las críticas infundadas y oportunistas. 1397124194