Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Contra las protestas, información

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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LA SOCIEDAD está cada día más sensibilizada y preocupada con los problemas medioambientales. No me refiero al asunto del cambio climático, cuestión muy general, discutible y politizada, que algunos rel acionan con la sequía (pese a las lluvias de estos días); sequía que parece afectar gravemente al consumo de agua en ciertas zonas de España, como Cataluña y Levante. La polémica decisión del gobierno esta semana de trasvasar agua del Ebro, lo llamen como lo llamen, a Barcelona agita las otras aguas turbulentas de una difícil cohesión interterritorial, llena de agravios. La decisión no sólo es injusta, es también una chapuza provisional que nos va a costar mucho dinero. Si es cierto lo del cambio climático, habrá que pensar entonces en soluciones a largo plazo; eso sólo es posible con un Plan Hidrológico Nacional consensuado por todos, sin cláusulas estatutarias que blinden los ríos. Hablo más bien de los casos de contaminación que, de manera ostensible, pueden afectar directamente a nuestra salud. Algunos son antiguos, aunque siguen en el candelero informativo, como las escombreras, los vertidos humanos y mineros a los ríos, el CTR, el campo de tiro del Teleno, la línea de alta tensión por Picos de Europa. Otros son más recientes, como «la valorización energética de residuos», eufemismo que encubre la incineración de residuos sólidos y orgánicos que pretenden realizar las dos cementeras de nuestra provincia. Las fábricas de Tudela Veguín, en La Robla, y Cosmos, en Toral de los Vados, han visto en este asunto un nuevo recurso económico para sus arcas, aunque lo quieran disfrazar con argumentos ecologistas. Desconozco si los que encabezan las protestas tienen toda la razón en este asunto; no sé si, como dicen, las dioxinas aumentarán las enfermedades cancerígenas. Lo que me asusta, como vecino de una de estas fábricas de cemento, es la poca y engañosa información de las empresas. Estoy de acuerdo en que los vertederos no son la mejor opción para tratar los residuos orgánicos -¿y el CTR?-, pero mucho menos creo en las palabras del anuncio de Tudela Veguín, que el quemarlos en los hornos «lejos de causar daño de ninguna clase, este proceso que se prevé implantar en La Robla -y en Toral- aumenta las ventajas ecológicas, medioambientales, sociales y económicas». Quizá esto último sea cierto pues, con sibilina amenaza, se habla de que así se podrá conservar el trabajo en la zona. Quizá por ello, el anuncio de la empresa hace cómplices a los sindicatos UGT y CC.OO., diciendo que están de acuerdo con el proyecto, cosa que éste último ha negado tajantemente en un comunicado. En La Robla la gente salía el viernes a la calle para manifestarse contra el proyecto de Tudela Veguín; en Cacabelos, ayer domingo, se constituía una plataforma para evitar que Cosmos siga adelante con su intención de incinerar residuos por sus efectos sobre los cultivos y las personas. No me extraña la política de las empresas, lo que me maravilla es la respuestas de las autoridades locales y autonómicas. Aquéllas deberían ser más beligerantes, al menos en recabar una información independiente, convocar a los vecinos y explicarles los pros y los contras. La consejería de Medio Ambiente no puede dar permiso para estos procesos sin los estudios pertinentes de impacto ambiental, haciendo igualmente públicos sus resultados. La democracia se sustenta, en primer término, sobre una información veraz para que los agentes implicados tomen las decisiones mejores, en interés de la mayoría. Mientras tanto, me sumo a las protestas.

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