Zapatero remienda el fiasco de Kosovo

PARECE que al final el vicepresidente norteamericano John Biden ha dado la absolución al Gobierno español por el pecado de Kosovo al anunciar la ministra Carme Chacón por sorpresa la retirada de nuestras tropas. Se ignora la penitencia impuesta, aunque se teme que se cuente en unidades militares desplazadas a otros frentes como Afganistán.

Probablemente nunca se sabrá por qué se tomó tal decisión que solo conocía la ministra y el Presidente. Quizás pensaron que así se distraía la atención sobre la crisis, como dice la oposición, o quisieron marcar músculo frente a Obama, pero llevan días presentando excusas en Washington y en Europa. No ha habido nadie que defendiera la decisión como un acierto o una maniobra táctica. Cualquier socialista preguntado no oculta su decepción por la extravagancia.

Entretanto, en el País Vasco, lo que parecía impensable hace solo un mes es ya historia. Un popular preside el Parlamento de Vitoria y un socialista se dispone a sustituir a Ibarretxe que sigue declarando que ellos seguirán liderando Euskadi.

El PP capea la oleada de noticias sobre supuestas corrupciones con tácticas dispares: en Madrid, Esperanza Aguirre, que ya escucha silbidos en la calle, da por concluida la investigación sobre el espionaje entre sus propios seguidores; mientras, en Valencia, Camps lanza a sus concejales a acosar a los alcaldes socialistas en una maniobra de distracción. Pero la dirección del PP en Madrid defiende cada vez con menos entusiasmo al Presidente valenciano y concede en privado que «alguna erosión es normal que se produzca». En el caso de la presidenta madrileña estiman que su imagen ha resultado más afectada.

Enfrente, en el PSOE, José Blanco echa cuentas y asegura que le salen bien: «Si se suman los votos ganados y perdidos por PSOE y PP en Galicia y Euskadi, el saldo nos es favorable, así que en una generales seguiríamos por delante». Pero perdieron Galicia, se le objeta. «Perdimos un gobierno autonómico y hemos ganado otro», responde.

Madrid es más que nunca en estos días un hervidero de rumores sobre fusiones de todo tipo: de cajas de ahorros, de inmobiliarias y hasta de cadenas de televisión. En el Hotel Ritz, el martes disertaban varios presidentes de entidades, con corrillos en los salones entre directivos de entidades «supuestamente fusionables», y el jueves José Miguel Contreras de La Sexta decía allí en voz alta lo que se venía cuchicheando: el proyecto de cruzar participaciones entre empresas televisivas convirtiendo las cadenas en plataformas de contenidos multiproducto.

Se diría que la imaginación para salir de la crisis que afecta a todos no ha aportado hasta ahora más novedad que el horizonte de una ola de fusiones que aseguran que se producirá de modo fulminante.

Comenzaron las cajas con el rescate de la de Castilla La Mancha por la andaluza Unicaja y en Burgos, CajaBurgos reclama en público su fusión con la del Círculo, con sede en la misma ciudad. Mientras, La Sexta dice que la idea de las fusiones es de Antena 3 y Lara dice que hay que «aguantar y esperar». Un presidente autonómico se acercó hace unos días a preguntar al mismísimo Fernández Ordóñez como veía la situación y se convenció de que algo hay que hacer y pronto: «Me ha dicho- confesaba el político- que las 44 cajas actuales en muy poco tiempo se reducirán a la mitad». Ya lo dijo Contreras refiriéndose a cadenas de televisión: «Es como en un guateque, que el que no elige chica pronto al final apenas tiene donde mirar».

En el caso de Cajamadrid, cuarta entidad de crédito de España, el asunto es distinto: más que fusionarse la van a fundir, como prosiga la crisis actual. Atrincherados el presidente Miguel Blesa, Ruiz Gallardón, Comisiones Obreras y algunos socialistas díscolos frente al desembarco de Esperanza Aguirre, cuando la presidenta se disponía a aplicar su reciente ley de cajas, Zapatero ha presentado recurso de inconstitucionalidad. Lo que faltaba. Si a Caja Castilla-LaMancha le retiran depósitos por el daño mediático a su crisis, Cajamadrid sigue disparada en índices de morosidad. Cuidado porque son asuntos de gran trascendencia y los patinazos se pagan.