Mansilla Mayor: se abre el telón

Mi pueblo, por su número de habitantes, tiene una vida cultural definible como de salud delicada. Los enfermos necesitan cuidados y esto es lo que no parece entender el alcalde del municipio, Don Marcelo Fernández Olmo cuando boicotea el uso de la Casa de Cultura Municipal. Y es que desde que hace un par de años la inaugurase con un «Esta es la casa de todos y para todos» actúa como si de inversión personal  y propiedad privada se tratase. ¿Quien se explica si no que bajo el ineludible asesoramiento de su secretaria—alcaldesa bloquee reiteradamente el uso del nuevo edificio? Entre otras ignominiosas decisiones destaca la ordenanza por la que se autorizan los ensayos del grupo de teatro municipal previo pago de doce euros, sesenta si es una representación. Pero como si de una carrera por superarse se tratase, se acaba de denegar el uso del escenario de la casa de cultura a una profesora que voluntariamente está preparando una actuación con niños del pueblo para la Semana Cultural que por cierto, grotescamente organiza el propio ayuntamiento. Si al menos nuestro alcalde defendiese públicamente esta política de tintes caciquiles nos quedaría la posibilidad de dialogar con él pero ni usa su despacho, ni da audiencia, ni se le ve ya tomando el vino del domingo que tantos conflictos resolvía. Cualquier persona con el cargo suyo aprovecharía la coyuntura para  hacerse su propia campaña electoral y sin embargo, su injustificable antropofobia le ofusca cada vez más. Rectificar es de sabios y confiemos en que la sabiduría ilumine las ordenanzas; no obstante, no basta con confiar. El resto de concejales electos, no pueden seguir quejándose de la ignorancia ajena pues demuestran cada día su propia incapacidad e incompetencia. Como dice otro refrán castellano, más vale tarde que nunca. Ojala no tengamos que esperar a que las próximas elecciones cierren el telón.