Diario de León
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Tribuna | Jaime Lobo Asenjo

Ex Senador, Miembro de la Comisión de Defensa

Ocho años de guerra en Afganistán, han dejado, solo de EEUU, 5.167 soldados muertos. Si alguien me preguntara, es un suponer, qué obras cinematográficas, pueden representar de forma paradigmática, la situación de Afganistán y del pueblo afgano durante los últimos casi doscientos años, respondería sin dudarlo, que una bastante antigua, Tres Lanceros Bengalíes , y otra de factura mas moderna, El Tanque . La primera de ellas, basada en una novela de Francis Yeats Brawn, es llevada al cine en 1934 por Henry Hathway, está protagonizada por el inolvidable Gary Cooper y ambientada en la época victoriana de la colo nización de la India por el Imperio Británico, se desarrolla en su frontera Noroeste, en lo que hoy es una buena parte de Afganistán, y narra la lucha del 41 Regimiento de Bengala, contra las tribus afganas, mandadas por el «señor de la guerra» Mohammed Kan. En esta época, mediados del siglo XIX, el Imperio Británico, sufrió desastrosas perdidas, cuando invadió la nación afgana y colocó en Kabul un régimen títere ¿Les recuerda algo esta situación?. Meses después, la insurgencia afgana hizo que el ejército británico ocupante se retirara a la India, después de haber perdido unos 16.000 soldados. En 1919, Afganistán es reconocido como una República Independiente .

El otro film al que me refiero El Tanque , es una película dirigida en 1988 por Kevin Reynolds y protagonizada por Jason Patric, se desarrolla durante la ocupación soviética de Afganistán y narra, que tras haber sido atacada una aldea, por una unidad de blindados soviéticos, uno de los carros de combate del ejercito rojo se pierde en el desierto y se convierte en una odisea, la persecución que sufre por parte de la guerrilla, que quiere su captura para presentarla como un trofeo.

La invasión soviética de Afganistán, efectuada el 24 de diciembre de 1979, se realiza con el pretexto de poner orden en el país, duró 9 años e implicó la participación de todo el Ejercito Rojo, unos 100.000 efectivos que lucharon contra los fundamentalistas islámicos afganos (muyahidines) y se recuerda como el Vietnam de la Unión Soviética, por su alto coste en vidas, unas 26.000 bajas y por lo estéril de los resultados. Las tropas rusas abandonan el país, con más pena que gloria, en 1989, tras haber sufrido una feroz resistencia.

Pero está visto, que el hombre es el único animal que tropieza dos o tres veces en la misma piedra y no aprende de las lecciones negativas de la historia para procurar no repetirlas. El pasado 11 de septiembre, se han cumplido 8 años del atroz ataque a las Torres Gemelas de Nueva York. Tras esta inmensa tragedia, se identificó de forma inmediata a los terroristas: Al Qaeda y Osama Bin Laden, situando a ambos en Afganistán, gobernado a la sazón por los talibanes. En los primeros días de Octubre de aquel año, Afganistán fue atacado por fuerzas de EE.UU., y otros 41 países, con apoyo de la ONU y de la Otan, a mediados de Noviembre de 2001, los fundamentalistas se rendían en Kabul. ¡Todo un éxito!

Sin embargo, ocho años después la realidad ha resultado ser otra. Los talibanes, cada vez mejor armados, organizados y financiados acosan con mas insistencia a las tropas de ocupación, incluidas, como hemos visto en los últimos días a las españolas, (mas de mil efectivos), sin distinguir sin están en misión de paz o en misión de guerra, la verdad es que todas están en una guerra abierta, dígase lo que se diga y no combaten como ha dicho la ministra Chacón con un grupo de delincuentes comunes.

El gobierno títere establecido en Kabul y presidido por Karzaí, es cada día más débil, pese a las elecciones recientemente celebradas, y comienza a temerse que Afganistán se convierta en un nuevo Vietnam.

¿Y ahora qué? Ya hemos visto como fracasó el Imperio Británico y la Unión Soviética. ¿Y nosotros? Poco más o menos, pues los objetivos no se cumplen, así, de la captura de Osama Bin Laden, principal objetivo de la guerra, nunca más se supo. Lo de la guerra contra el terrorismo, está muy bien, pero ese es un conflicto que obliga a una intervención perpetua, en hacer de Afganistán una democracia tipo occidental, hemos fracasado, pues parece que las elecciones recientemente celebradas pueden haber sido un gigantesco fraude y si fuimos a liberar a las mujeres, estas siguen por las calles de Kabul, luciendo el burka, no digamos nada de lo que ocurre en las aldeas. ¿Qué hacer? Todos los países implicados en el conflicto, incluida España, están buscando una salida, conscientes de que con los recursos disponibles, es imposible ganar esta guerra, pero la cuestión es como conseguir la salida sin aniquilar el prestigio de la Otan, que debe ser quien lidere la negociación para salir del atolladero, pues un abandono precipitado seria la peor de las opciones.

Parece ser que lo que se impone, con las cautelas necesarias, es el dialogo con los actores locales (señores de la guerra incluidos) sin olvidar a los talibanes y todo ello, conscientes de que no habrá solución al conflicto si no se cuenta con Irán, Pakistán y Rusia.

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